7 septiembre 2012 TOKIO (III)
El último día en Tokio lo aprovechamos
para ver sitios cercanos a nuestros hostel. Aún nos quedaban otros sitios
destacados como el Mercado del Pescado, ver algún combate de sumo, o incluso
ver la catedral de Tokio que nos había aconsejado el tío de Marc, pero lo
dejaríamos para los últimos días en Japón.
Templo Senso-ji. |
El siguiente destino era Ueno, un
barrio de Tokio que destaca principalmente por albergar en una colina llamada
Ueno-köen casi todos los museos y galerías de Tokio. Para ahorrar y también
porque es la forma que nos gusta de ver las ciudades, decidimos ir caminando,
con la intención de encontrar la famosa calle Kappabashi-dori donde se puede
ver en los escaparates los platos en plástico que exponen muchos restaurantes,
pero no supimos encontrarla.
Cementerio Tokuga Shogun. Sus jardines, todo un arte. |
El santuario Toshogu está
dedicado a Ieyasu Tokugawa, el hombre que unificó Japón. El camino que lleva al
santuario está repleto de lámparas de piedras y se dice que el santuario es muy
resplandeciente por el pan de oro que lo ornamenta, pero nosotros no
pudimos comprobarlo, ya que estaba en restauración.
Santuario Toshugo. Paseo de la entrada, lleno de lámparas de piedra. ¿Cómo será con ellas encendidas? |
Al acabar, miramos la hora y eran
más de las 14h, así que decidimos tomarnos este día con tranquilidad, volver al
hostal y comer tranquilamente. Por la tarde estuvimos haciendo cuentas del
dinero que llevábamos gastado, y vimos que estábamos sobrepasando con creces
nuestro pequeño “presupuesto diario”. Teníamos que hacer algo, ¿quizás acortar
los días de estancia en Japón? Hicimos cuenta de días y qué lugares queríamos y
podíamos permitirnos visitar. Todo es carísimo, cómo ya hemos dicho, sobretodo
el alojamiento y el transporte. Finalmente decidimos continuar intentando hacer
couchsurfing e ir viendo día a día cómo iban nuestras cuentas.
El tiempo pasó volando y era la
hora de marchar. Esa noche teníamos reservado el autobús que nos llevaría de
Tokio a Hiroshima (con el ticket de 5 días de Willer, explicado en la entrada
Japón: introducción). El viaje duró toda la noche. La experiencia de dormir en el autobús había sido mejor que
en otros países, Willer posee unos
autobuses muy limpios y con asientos muy cómodos, en los que se reclina la
espalda y sube una zona para apoyar las piernas.
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