26 Agosto de 2012 SEÚL: PARQUE NACIONAL BUKHANSAN
Nuestro último día en la capital
de Corea lo habíamos reservado para disfrutar un día en la montaña. Tras mirar
y remirar dónde era mejor ir, teniendo en cuenta el tiempo y el dinero,
finalmente decidimos ir al Parque Nacional de Bukhansan situado a unas 2 horas
del centro de Seúl. Sólo debíamos montarnos en el metro e ir hasta la
otra punta (toda la información sobre Seúl se puede consultar en la web
visitKorea).
Ese día
madrugamos bastante para aprovechar al máximo las horas de luz, pero a pesar de
nuestro esfuerzo, y sin saber cómo el tiempo había pasado tan deprisa, llegamos
sobre las 12h. ¿Qué habíamos echo? Aún nos lo seguimos preguntando. Pero el
tiempo no fue nuestro único “inconveniente”, ya que al llegar a la estación no
vimos indicaciones sobre cómo llegar al Parque Natural… salimos al exterior y
vimos que era una pequeña localidad, volvimos a entrar a la estación y buscamos
un mapa para orientarnos pero no encontramos nada, y preguntamos a la oficina
de información del metro y nos llevaron
a una sala dónde a través de internet (ya que no hablaban inglés) nos
dijeron que nos habíamos equivocado, que teníamos que volver a coger un metro,
hacer transbordo con otro y caminar no sé cuánto… No entendíamos nada de nada,
nosotros sólo habíamos seguido las instrucciones que ponía en la página web, y
no estábamos dispuestos a “perder” más tiempo con metros. Salimos de nuevo a la
calle y vimos un grupo de personas con indumentaria de montaña, les preguntamos
por la montaña y ¡bingo! entre gestos, sonrisas y ganas de entendernos, nos
dijeron que estaba cerca y que ellos también iban hacía allí, que los acompañáramos. En solo 20 minutos estábamos a pie de
montaña, delante de la caseta de información.
|
Parque Nacional Bukhansan
|
Esta montaña tiene
varios puntos de entrada y salida y diversos recorridos. Se caracteriza por
tener unos picos muy rocosos, y es bastante conocido por escaladores. La caseta
de información nos facilitó un mapa hecho a mano del lugar con las distancias
entre los diferentes puntos. Decidimos hacer un recorrido que subía hasta el
pico Dobongsan (ahora no recordamos el desnivel total que ascendimos y los
kilómetros en total…) En la ruta a este pico, tanto subiendo como bajando,
encontrábamos templos. Según lo que nos dijeron serían unas 4 horas de
recorrido, pero por primera vez (que recordamos), tardaríamos más de lo normal…
lo hicimos en ¡unas 5 horas! Empezaríamos des de información, subiríamos al
pico y bajaríamos por otro camino diferente.
|
Camino hacia el pico Dobongsan. |
El ascenso
comienza por una pista forestal que te lleva hasta el primer templo (Templo
Hoeryongsa), y a partir de aquí nos adentramos a una zona más boscosa caminando
siempre paralelos a un riachuelo. El paisaje es precioso, todo verde,
iluminados con escasos rayos de sol que logran traspasar el frondoso toldo que
forman las copas de los árboles. Eso sí, hay que reconocer que la ascenso es
duro y, en algunos momentos, se tiene la sensación (o al menos yo la tuve, creo
que Marc no tanto) que no podrás llegar hasta la cima. Tras dos horas de
ascenso llegamos a un pequeño pico llamado Hoeryung, donde decidimos hacer un
descanso. Cómo era sobre las 14.30h y
nuestro estómago se comenzaba a quejar, decidimos comer mientras disfrutábamos
de unas vistas de Seúl. El día previo habíamos comprado pan de leche (pan
bimbo, es lo único que ellos conocen) y embutido (jamón dulce, ya que tampoco
tienen mucha variedad)… y en esos momentos, nos pareció delicioso.
|
Últimos esfuerzos antes de llegar al pico. |
Aquí tuvimos
nuestras diferencias Marc y yo, ya que yo me encontraba muy cansada y prefería
comenzar el descenso, y él quería continuar ascendiendo porque las vistas
aparentemente merecían la pena y parecía que no quedaba mucho para llegar al pico. Tras unos segundos
de tensión… continuamos. La subida era más suave que la previa y ¡el paisaje
era indescriptible! Estábamos arriba del todo, sólo rocas, casi sin árboles y pasando
de un pico a otro… ¡disfrutando de la altura, sientiéndote pequeño delante de
todo ese paisaje pero libre! Cuando
pensamos que ya habíamos visto todo, nos dimos cuenta que aún no habíamos
llegado a nuestro objetivo (pico Dobongsan), nos quedaba aun un último
esfuerzo, un último ascenso hasta el pico más alto… Podíamos elegir ir a través
de las rocas “escalando” con ayuda de una barandilla de hierro y cuerdas o ir
por un sendero alternativo, más seguro. Nosotros no llevábamos arnés, ni
cuerdas, así que dudábamos escalar… pero vimos un grupo de gente, mayores que
nosotros, que lo hacían y no era tan peligroso cómo pensábamos; únicamente debías de ir tranquilo,
sin prisas y asegurando bien las manos y los pies en los sitios que estaban
preparados para ello. Nos unimos a su grupo, éramos tantos que parecía una
cadena humana de pico a pico de la montaña. Genial, no hubo ningún problema, y
la sensación que tienes cuando cumples tu meta, y además merece la pena por los
paisajes, es muy gratificante.
|
Vistas desde la cima de Dobongsan |
|
Templo Cheonchuksa, envuelto de naturaleza. |
Disfrutamos de
unos segundos de tranquilidad, de paz en el pico (aunque no de soledad porque
éramos bastantes personas), de las vistas… Miramos la hora, habíamos tardado 4
horas para subir y aún nos quedaba el descenso. Tras descansar unos minutos,
decidimos rápidamente continuar nuestra ruta, ya que no queríamos llegar muy
tarde a casa de la familia Choi, ya que era nuestra última noche con ellos. La
bajada fue más sencilla y menos dura, únicamente debías de ir con cuidado de no
embalarte, ya que el camino era un zig-zag. Entramos de nuevo a la zona
frondosa y arbolada del parque, vimos otro templo, mejor dicho, Marc vio otro
templo (Temple Cheonchuksa), porque yo estaba cansada. El camino se fue
haciendo cada vez más ancho, encontramos otro riachuelo y en más o menos 1hora
estábamos en la calle peatonal que daba a la entrada del Parque Nacional. Sin
perder tiempo, aunque más tranquilos, fuimos a coger el metro que nos llevaría
a “casa” (unas 2.30h de trayecto).
|
Templo de Cheonchuksa. |
Cuando
llegamos a la estación de metro de Osan, esperamos a la familia Choi que nos
vinieran a recoger. Ellos habían cenado
(eran las 21h), nos acercaron a un supermercado para comprar nuestra cena.La
comida preparada se había acabado, así que cogimos unos noodles para cocinarlos
en su casa. Como era tarde, preferimos dar a Hyeonjin nuestro regalo, antes de
cenar. ¡Enseguida lo cogió, nos vino a buscar, y se puso a montar el puzle!
Al acabar de
cenar, les recordamos que era nuestra última noche con ellos. ¡Ya habían pasado
5 días! Y nuestra primera experiencia de couchsurfing había sido genial.
Estuvimos hablando, agradeciéndoles todo lo que habían hecho por nosotros,
explicándole cuál era nuestro siguiente destino… y pidiéndole la última ayuda,
ya que en Daegu no habíamos tenido la suerte de encontrar couchsurfing y
teníamos que buscar alojamiento. Aquí en Corea, hay varios tipos de alojamientos:
albergues, hostales, hoteles y moteles. Y sorprendentemente los moteles son los
más baratos, pero la gran mayoría no hacen reservas por internet y hay que
llamar. Como nosotros no sabemos coreano, pedimos a Seonyoung si al día
siguiente podría llamar por nosotros a los moteles preguntando disponibilidad y
precio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario