martes, 2 de octubre de 2012

COREA DEL SUR: PARQUE NACIONAL BUKHANSAN


26 Agosto de 2012           SEÚL: PARQUE NACIONAL BUKHANSAN


Nuestro último día en la capital de Corea lo habíamos reservado para disfrutar un día en la montaña. Tras mirar y remirar dónde era mejor ir, teniendo en cuenta el tiempo y el dinero, finalmente decidimos ir al Parque Nacional de Bukhansan situado a unas 2 horas del centro de Seúl. Sólo debíamos montarnos en el metro e ir hasta la otra punta (toda la información sobre Seúl se puede consultar en la web visitKorea).

Ese día madrugamos bastante para aprovechar al máximo las horas de luz, pero a pesar de nuestro esfuerzo, y sin saber cómo el tiempo había pasado tan deprisa, llegamos sobre las 12h. ¿Qué habíamos echo? Aún nos lo seguimos preguntando. Pero el tiempo no fue nuestro único “inconveniente”, ya que al llegar a la estación no vimos indicaciones sobre cómo llegar al Parque Natural… salimos al exterior y vimos que era una pequeña localidad, volvimos a entrar a la estación y buscamos un mapa para orientarnos pero no encontramos nada, y preguntamos a la oficina de información del metro y nos llevaron  a una sala dónde a través de internet (ya que no hablaban inglés) nos dijeron que nos habíamos equivocado, que teníamos que volver a coger un metro, hacer transbordo con otro y caminar no sé cuánto… No entendíamos nada de nada, nosotros sólo habíamos seguido las instrucciones que ponía en la página web, y no estábamos dispuestos a “perder” más tiempo con metros. Salimos de nuevo a la calle y vimos un grupo de personas con indumentaria de montaña, les preguntamos por la montaña y ¡bingo! entre gestos, sonrisas y ganas de entendernos, nos dijeron que estaba cerca y que ellos también iban hacía allí, que los acompañáramos.  En solo 20 minutos estábamos a pie de montaña, delante de la caseta de información.

Parque Nacional Bukhansan


Esta montaña tiene varios puntos de entrada y salida y diversos recorridos. Se caracteriza por tener unos picos muy rocosos, y es bastante conocido por escaladores. La caseta de información nos facilitó un mapa hecho a mano del lugar con las distancias entre los diferentes puntos. Decidimos hacer un recorrido que subía hasta el pico Dobongsan (ahora no recordamos el desnivel total que ascendimos y los kilómetros en total…) En la ruta a este pico, tanto subiendo como bajando, encontrábamos templos. Según lo que nos dijeron serían unas 4 horas de recorrido, pero por primera vez (que recordamos), tardaríamos más de lo normal… lo hicimos en ¡unas 5 horas! Empezaríamos des de información, subiríamos al pico y bajaríamos por otro camino diferente.

Camino hacia el pico Dobongsan.
El ascenso comienza por una pista forestal que te lleva hasta el primer templo (Templo Hoeryongsa), y a partir de aquí nos adentramos a una zona más boscosa caminando siempre paralelos a un riachuelo. El paisaje es precioso, todo verde, iluminados con escasos rayos de sol que logran traspasar el frondoso toldo que forman las copas de los árboles. Eso sí, hay que reconocer que la ascenso es duro y, en algunos momentos, se tiene la sensación (o al menos yo la tuve, creo que Marc no tanto) que no podrás llegar hasta la cima. Tras dos horas de ascenso llegamos a un pequeño pico llamado Hoeryung, donde decidimos hacer un descanso.  Cómo era sobre las 14.30h y nuestro estómago se comenzaba a quejar, decidimos comer mientras disfrutábamos de unas vistas de Seúl. El día previo habíamos comprado pan de leche (pan bimbo, es lo único que ellos conocen) y embutido (jamón dulce, ya que tampoco tienen mucha variedad)… y en esos momentos, nos pareció delicioso.

Últimos esfuerzos antes de llegar al pico.
Aquí tuvimos nuestras diferencias Marc y yo, ya que yo me encontraba muy cansada y prefería comenzar el descenso, y él quería continuar ascendiendo porque las vistas aparentemente merecían la pena y parecía que no quedaba  mucho para llegar al pico. Tras unos segundos de tensión… continuamos. La subida era más suave que la previa y ¡el paisaje era indescriptible! Estábamos arriba del todo, sólo rocas, casi sin árboles y pasando de un pico a otro… ¡disfrutando de la altura, sientiéndote pequeño delante de todo ese paisaje pero libre!  Cuando pensamos que ya habíamos visto todo, nos dimos cuenta que aún no habíamos llegado a nuestro objetivo (pico Dobongsan), nos quedaba aun un último esfuerzo, un último ascenso hasta el pico más alto… Podíamos elegir ir a través de las rocas “escalando” con ayuda de una barandilla de hierro y cuerdas o ir por un sendero alternativo, más seguro. Nosotros no llevábamos arnés, ni cuerdas, así que dudábamos escalar… pero vimos un grupo de gente, mayores que nosotros, que lo hacían y no era tan peligroso cómo  pensábamos; únicamente debías de ir tranquilo, sin prisas y asegurando bien las manos y los pies en los sitios que estaban preparados para ello. Nos unimos a su grupo, éramos tantos que parecía una cadena humana de pico a pico de la montaña. Genial, no hubo ningún problema, y la sensación que tienes cuando cumples tu meta, y además merece la pena por los paisajes,  es muy gratificante.

Vistas desde la cima de Dobongsan

Templo Cheonchuksa, envuelto de naturaleza.
Disfrutamos de unos segundos de tranquilidad, de paz en el pico (aunque no de soledad porque éramos bastantes personas), de las vistas… Miramos la hora, habíamos tardado 4 horas para subir y aún nos quedaba el descenso. Tras descansar unos minutos, decidimos rápidamente continuar nuestra ruta, ya que no queríamos llegar muy tarde a casa de la familia Choi, ya que era nuestra última noche con ellos. La bajada fue más sencilla y menos dura, únicamente debías de ir con cuidado de no embalarte, ya que el camino era un zig-zag. Entramos de nuevo a la zona frondosa y arbolada del parque, vimos otro templo, mejor dicho, Marc vio otro templo (Temple Cheonchuksa), porque yo estaba cansada. El camino se fue haciendo cada vez más ancho, encontramos otro riachuelo y en más o menos 1hora estábamos en la calle peatonal que daba a la entrada del Parque Nacional. Sin perder tiempo, aunque más tranquilos, fuimos a coger el metro que nos llevaría a “casa” (unas 2.30h de trayecto).

Templo de Cheonchuksa.


Cuando llegamos a la estación de metro de Osan, esperamos a la familia Choi que nos vinieran a recoger. Ellos  habían cenado (eran las 21h), nos acercaron a un supermercado para comprar nuestra cena.La comida preparada se había acabado, así que cogimos unos noodles para cocinarlos en su casa. Como era tarde, preferimos dar a Hyeonjin nuestro regalo, antes de cenar. ¡Enseguida lo cogió, nos vino a buscar, y se puso a montar el puzle!

Al acabar de cenar, les recordamos que era nuestra última noche con ellos. ¡Ya habían pasado 5 días! Y nuestra primera experiencia de couchsurfing había sido genial. Estuvimos hablando, agradeciéndoles todo lo que habían hecho por nosotros, explicándole cuál era nuestro siguiente destino… y pidiéndole la última ayuda, ya que en Daegu no habíamos tenido la suerte de encontrar couchsurfing y teníamos que buscar alojamiento. Aquí en Corea, hay varios tipos de alojamientos: albergues, hostales, hoteles y moteles. Y sorprendentemente los moteles son los más baratos, pero la gran mayoría no hacen reservas por internet y hay que llamar. Como nosotros no sabemos coreano, pedimos a Seonyoung si al día siguiente podría llamar por nosotros a los moteles preguntando disponibilidad y precio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario