martes, 30 de julio de 2013

ISLA DE PASCUA o RAPA NUI I

25 al 29 de Junio del 2013


ISLA DE PASCUA O RAPA NUI

INTRODUCCIÓN. DATOS PRÁCTICOS

Aquí os presentamos a los moais, la escultura que predominó en la primera etapa de la cultura rapanui.
Ahu Tongariki, Isla de Pascua

La Isla de Pascua también es conocida como Rapa Nui, o bien como Te Pito o Te Henua (El ombligo del mundo en lenguaje Rapa Nui). Es una isla polinésica y es la isla más aislada del mundo.  En ella se encuentra una interesante cultura oculta. Nosotros pudimos conocerla a través de las charlas incesantes con nuestros anfitriones (couchsurfing): Caco y Michele. Caco es chileno, con ascendencia Rapa Nui. Trabaja como guía en la isla y le encanta poder explicar la historia de su tierra. Michele, su mujer, es brasileña, y dejó todo por estar con  él. A ella le encanta viajar y descubrir nuevas tierras…
Aquí vemos el "hombre-pajaro",
 que marcó la segunda etapa de la cultura rapanui.
Escultura en el aeropuerto de Hangaroa.

Si revisamos la historia, hasta 1772 no fue descubierta la isla. Este año, el almirante holandés Roddeveen desembarcó el domingo de Pascua, motivo por el cual hoy en día se conoce la isla como Isla de Pascua. En 1888, la isla pasó a formar parte del territorio chileno. Por tanto, la cultura Rapa Nui es totalmente diferente a Chile, ya que se desarrolló durante años sin ninguna influencia de otras culturas. En la isla aún quedan descendientes Rapa Nui que intentan conservar su lengua; y algunos de ellos no reconocen la soberanía chilena.

Paisaje volcánico que se puede ver desde cualquier
cima de la isla de Pascua.
A parte de la cultura, también se puede disfrutar de senderismo o bien de sus aguas. Esta isla es de origen volcánico. Se dice que se formó a partir de 3 volcanes, actualmente inactivos, situados en las tres puntas que forman la isla. Si se pasea por la isla se pueden ver numerosos conos volcánicos. Sobre el fondo del mar, no podemos opinar, pero hay centros de buceo que ofrecen interesantes salidas.

Esta isla es Patrimonio de la Humanidad, y, toda ella, forma un Parque Nacional. Para entrar, teóricamente, hay que comprar una entrada (30000 CLP o 60$/persona) que te da derecho a visitar todos los lugares culturales. Esta se puede comprar en el mismo aeropuerto o bien en Orongo.  Pero únicamente es indispensable esta entrada (porque es donde te la piden y sellan) para entrar a dos lugares: al Pueblo Ceremonial de Orongo y Rano Raraku (también conocida como la guardería).


Es imposible no sentirte observado rodeado de tantos moais.
La guarderia o Rano Raraku, Rapa Nui


Es una isla pequeña, de 117 km2. No hay transporte público. Así que para ver la isla sólo se puede hacer de 4 formas: contratando excursiones (suelen rondar los 30$-40$/día), alquilando un coche, caminando, o bien, haciendo autostop (muy sencillo). Nosotros utilizamos los dos últimos, y pudimos visitar todo lo que queríamos.

Su moneda es la misma que en Chile, el peso chileno (CLP). Cuando estuvimos el cambio era 1€ = 657,9 CLP. Dado su aislamiento, todo allí es caro. Los alimentos base, incluso cualquier cosa básica que se puede comprar en los supermercados de allí son 2-3 veces más elevados de lo normal.



ISLA DE PASCUA (I)


Moais en la costa de Hangaroa.


Nosotros estuvimos 3 días enteros en la isla y 2 mitades (ya que el día 25 llegamos a mediodía y el 29 marchamos a la misma hora). En estos días pudimos ver los lugares más destacados. Para facilitar la exposición de la historia y comprenderla mejor, no lo explicaremos en el orden en que nosotros lo descubrimos, sino en orden cronológico de la historia.

Como buen polinésico que es,
Caco nos recibió con un collar de flores.


Tras recogernos Caco en el aeropuerto, nos dio la bienvenida a su casa junto a su mujer Michele. Desde el primer momento, comenzaron a contarnos la historia de su tierra, parte a parte y siempre poniéndonos en contexto respecto a lo que visitaríamos al día siguiente. ¡Fue genial! Aprendimos muchísimo.







La historia de esta isla comienza así…


En los años 800 - 1200 d.C, el rey Hotu Matu’a, de la isla de Hiva, en las islas Marquesas de la Polinesia Francesa, ordena a su consejero buscar nuevos territorios para conquistar y vivir. El consejero visualiza en su sueño una isla, aislada en el océano, rica en tierra, que corresponde a Rapa Nui. Da todo tipo de datos para encontrarla y envía a 7 exploradores en busca de ella, con el objetivo de prepararla para la llegada del rey y la nueva población. Dada su localización aislada de todo, se decide llamarla Te Pito o Te Henua (El ombligo del mundo).

Partición de la isla en grupos o matas.
Fotografía tomada en el Museo antropológico Sebastián Englert
Tras una travesía en barco de 120 días, dos naves dirigidas por el rey y el consejero llegan a la isla cargada de habitantes y animales. El rey dividió la isla en 6 tribus o Mata, una tribu por cada hijo y así se formaron las diferentes sociedades de la isla.

Según los relatos, se podrían diferenciar dos etapas muy diferentes en esta sociedad: la etapa Ahu Moai (desde la colonización hasta el siglo XVII) y la etapa Huri Moai (del siglo XVII hasta la llegada de los misioneros católicos en 1864).

Me consideraba cabezona, pero...
creo que los moais lo son más.
Museo antropológico de Sebastián Englert.



En la primera etapa o Ahu Moai, la cultura Rapa Nui llega a su máximo esplendor al construir los enormes centros ceremoniales y levantar las grandes estatuas llamadas moais. La sociedad creía en el Mana, o la Fuerza, un poder sobrenatural que dirigía el funcionamiento del día a día. Aseguraba buenas cosechas, éxito en la pesca y buena crianza de animales. Este poder lo poseía generalmente el jefe de la tribu, un sacerdote o un sabio. Cuando estas personas fallecían eran enterradas y, sobre su sepultura, se construía un altar de piedra o ahu. Encima del ahu se colocaba una escultura de piedra, llamada moai, a semejanza de la persona fallecida, que miraría hacía el poblado. De esta manera, su mana continuaría protegiendo y dando energía positiva a su pueblo.



Los primeros moais eran
diferentes a los posteriores.
La guarderia o Rano Raraku.
Los moais son estructuras formadas principalmente de toba volcánica. Generalmente para hacer los ojos se utilizaba piedra coralina y para el iris piedra obsidiana. Todas estas figuras fueron talladas en las laderas del volcán Rano Raraku, también llamado la Guarderia. Algunos moais tenían el pukao, también llamado sombrero o moño, hecho por escoria volcánica roja. Correspondían a los jefes de la tribu o personas de alto linaje.

Hoy en día se dice que hay más de 887 moais dispersos por la isla, de los cuáles casi 400 se encuentran en la Guardería.

El modo de  transportar los moais desde el volcán hasta su altar o ahu es todavía desconocido. Existen varias teorías… Según algunas, el moai era construido directamente de la roca madre del volcán. Se comenzaba por la cara y se esculpía de adelante hacia atrás, quedando unido solamente por una pequeña zona con la montaña. Se colocaba unos troncos entre la roca y la escultura, y una vez esto, se terminaba de liberar. Se deslizaba lentamente ladera abajo. Una vez allí, se alzaban y se desplazaban hasta el ahu, balanceándolos de un lado a otro.



Moai  en un altar solo y con una construcción circular enfrente, seguramente corresponde a un lugar ceremonial.
Tahai.


Con estos conocimientos comenzamos a explorar la isla. La primera tarde únicamente nos acercamos a ver nuestros primeros moais, situados en la costa de la principal población de la isla, Hangaroa. Caminando por la costa, pudimos ver las primeras cabezas, un moai totalmente restaurado y nos dirigíamos a ver el atardecer a Tahai. Este lugar es cercano al museo, contiene casas antiguas y un altar con 6 moais erectos. Los atardeceres en este lugar son únicos.


Uno de los atardeceres que disfrutamos en Tahai.
¿Hay mejor forma de acabar el día?

El primer día, el cielo estaba cubierto de nubes y no pudimos ver el esplendor máximo de Tahai. Pero cada día, fuimos y disfrutamos de los atardeceres. ¡¡Un buen lugar para acabar el día!! 


domingo, 28 de julio de 2013

POLINESIA: BORA BORA

21 al 24 de Juny del 2013


BORA BORA

Vistes d'un dels motus de Bora Bora desde l'avió.
 Nosaltres no estaríem allí, sino a l'illa principal... ¿seria similar?

Per fi vam arribar a la  paradisíaca i somniada Bora Bora. Una mica acollonits, la veritat. Tothom en parla i la coneix, però els tahitians i francesos residents a la Polinèsia que vam conèixer durant el nostre recorregut per les illes no ens en van parlar massa bé. Deien que era molt turística, massa ressorts, illa bruta (no les aigües), gent més agressiva i disposada  a “saquejar” al turista. Glups...!!


Us deixem que opineu vosaltres.... us desil·lusiona el que veieu??
Platja de Matira. Bora Bora
La nostra primera impressió va ser totalment diferent del que ens  havien dit. L’aeroport de Bora Bora no es troba a l’illa principal sinó en un motu (illa petita molt a prop de la principal). El trasllat entre l’aeroport i l’illa està inclòs en el preu del bitllet en avió a l’illa. Quan ho vam descobrir vam anular el trasllat amb el nostre  allotjament (1000 CPF/persona) i vam decidir fer dit. Només arribar al port una dona gran ens va cridar (literal) i ens va dir que ens portava. Era polinèsica i no parlava gairebé res en anglès. Li vam dir on anàvem i ens hi va portar, de camí  va posar  música  local i fins i tot ens va  cantar i “ballar” mentre conduïa. Tenia una pensió però no ens va demanar no diners ni res, ho va fer de cor...

Veient la posta de sol vam conèixer en Francis i la Mar
Platja Matira de Bora Bora.

Ens vam allotjar a la Pensió Robert et Tina (7800 CPF hab. doble sense wc i cuina compartida), els amos són secs i, fins i tot, antipàtics, mentre que la  treballadora és  molt simpàtica i ajuda en el que pot. La ubicació és la millor de l’illa: a l’extrem sud de l’illa, al Matira point, just al costat de la platja pública Matira.

Aquell dia no vam poder veure realment els colors de l’aigua ja que de seguida es va fer fosc. Vam anar a la platja de Matira a veure la posta de sol i allí vàrem conèixer en Francis i la Mar, una parella d’andalusos de lluna de mel.

En dies clars, desde Matira Point es pot veure Taha'a i Raiatea.
A més, us heu fixat que l'aigua sembla que sigui d'una una piscina??
L’endemà al matí vam anar nedant al Jardí de Corall que hi havia just davant del Matira point. És un punt d’aturada de qualsevol excursió d’snorkell de l’illa. Es fa una mica pesat arribar-hi nedant ja que el tros és una mica llarg i també s’ha de travessar el canal dels vaixells. Però la recompensa és impressionant: milers de peixos de colors, ralles, ostres gegants... Fins i tot vam  veure  una manta lleopard “volant” majestuosament sota nostre. I el millor de tot: de franc i sense les presses que et marquen els tours.

Per on surt el sol, es troba el Jardí de Corall.
El millor lloc per fer snorkel.
Bora Bora
Després de dinar i la  migdiada vam anar fent dit al festival Heiva, una competició de música i dansa polinèsica que es celebra al juliol. Vam  esperar uns 5 minuts i ens va recollir una dona francesa. Tot xerrant ens va explicar que era la directora de l’hotel de luxe que teníem al costat... I recollia gent fent dit!! Ens va dir que quan acabés l’espectacle, si volíem podíem tornar amb ella. I és clar!!


Algunes platjes són privades i pertanyen als complexos hotelers...
 Platja privada de l'hotel Intercontinenctal, Bora Bora.

El festival va ser espectacular, i gratis!! Només pagaven aquells que volien seure a les grades (1500 CPF), però drets es  veia estupendament. Aquí us deixem un vídeo perquè jutgeu vosaltres mateixos.





Gracies a en Francis i la Mar,
us podem ensenyar les vistes desde el bungolow over water.
Hotel Intercontinental, Bora Bora.


Al matí següent vam fer dit cap a Anau, una zona en la que, teòricament es veuen mantes ralles. Però quan hi vam arribar un vigilant ens va dir que era perillós per les corrents i els vaixells i que, a més, per allí no n’hi havia. Vam tornar una mica decebuts cap a Matira i, aquest cop, no ens va recollir ningú. Però en poc més d’una hora tornàvem a ser a la pensió.



Això és el mar i no una piscina!!
Vistes desde els bungalows over water de l'Hotel Intercontinental.
Bora Bora.
Mentre dinàvem la nostra llauna de llenties (uns 300 CPF) vam veure com una parella caminaven mar endins fins on trencaven les onades, fins la barrera de corall. De seguida vam agafar la màscara i el tub i ens vam encaminar mar endins. És com caminar en una piscina d’aigües turqueses infinites. Després de caminar potser gairebé una hora vam arribar, per fi, a la barrera de corall. Un cop allí vam veure, esglaiats, com les aletes de dos taurons trencaven l’aigua de la superfície. 


"Sabríem estar en un lloc com aquest??"
Noooo... amb el que ens costaria la nit viatjaríem un mes més...!!
Hotel Intercontinental, Bora Bora.

De seguida vam enfonsar el cap a  l’aigua per intentar esbrinar quina espècie era, per si havíem de marxar corrents o no. Eren de punta d’aleta negra, però eren força grans. Els vam observar una estona  com es movien entre el corall. I es van començar a apropar a nosaltres... Primer tímidament i després més ràpid. Finalment un d’ells es va llençar en la nostra direcció i, a pocs metres de nosaltres, va obrir la boca ensenyant-nos totes les dents!! L’ensurt va ser gran, però ell només estava pescant, no estava realment interessat en nosaltres. Però va ser suficient per tornar a la costa, ja que estàvem força lluny i, si canviaven d’idea ho teníem magre.


La nit del 23 de juny ens vam trobar amb aquesta lluna tan gran: la superlluna.
La lluna més gran de l'any, ja que aquest satèl·lit es troba en el seu punt més proper a la Terra.
Matira Point, Bora Bora.
A la nit ens vam  tornar a trobar amb la Mar i en Francis i els vam demanar (amb una mica de vergonya) si l’endemà al matí ens podrien ensenyar el seu  bungalow overwater (bungalow a sobre l’aigua). De seguida ens van dir que sí i vam quedar per després d’esmorzar.

L'últim dia no paràvem de mirar aquesta aigua...
havien passat massa ràpid els dies.
 El nostre somni a la Polinèsia acabava...
Per dins, són més grans del que semblen per fora i tenen força comoditats: wifi, banyera gran, un rebedor, armaris grans, dues TV, un llit enorme, terrasseta... I una taula de vidre des d’on es veuen els peixets nedant sota el bungalow. El cost no el sabem exacte, però està entre els 400 i els 1000 € per nit en funció de la temporada i la localització del bungalow. Les vistes sobre l’aigua són les que tots esperem trobar quan es va a Polinèsia. Senzillament paradisíac!

Prenent el sol a Bora Bora.



A la  tarda ja  tocava marxar a agafar l’avió cap a Papeete. A l’aeroport ens tornava a esperar en Maxime. Vam anar cap a casa i vam tornar a recollir tot l’equipatge que havíem deixat allí durant els dies que havíem estat voltant per les illes. Per acabar igual de bé que havíem començat a la Polinèsia li vam demanar d’anar a sopar un altre cop a les roulottes i allí vam tornar a menjar el deliciós peix a l’estil polinèsic i xinès.



A les 02:00 teníem el vol cap a l’Illa de Pasqua. Marxàvem de la Polinèsia, un lloc al que  probablement no tornarem més i al que ens hagués encantar quedar-nos  molt més temps... A algú fins i tot li va caure alguna llagrimeta. Però el viatge ha de continuar i encara ens reserva moltes sorpreses...

L’illa de Pasqua és també un d’aquells destins que es visiten un cop a la vida per una senzilla raó: és el punt habitat més aïllat del món, a  més de 4000km de distància de tot arreu. Com serà??

Un altre somni fet realitat!!
Vesprada a la platja de Matira, a Bora Bora.

sábado, 27 de julio de 2013

POLINESIA: HAUHINE Y RAIATEA

17 al 21 de Junio 2013


HUAHINE Y RAIATEA

Tras la tormenta (los nervios pasados en el aeropuerto) llegó la calma...
Atardecer en la Playa de Fare, Huahine.

El primer día en Huahine fue un poco caótico.  Llegamos al mediodía al aeropuerto con los nervios de haber perdido la cartera… y pasamos casi toda la tarde yendo a la policía (que fueron muy desagradables y nada de ayuda), pensando y utilizando internet para anular tarjetas y pensando dónde la habríamos perdido. Por suerte, a las pocas horas, las chicas de Air Tahiti llamaron a la pensión donde estábamos alojados para decirnos que la cartera había aparecido (se había caído en el coche del señor que nos recogió para llevarnos al aeropuerto) y ¡¡con todo dentro!! Al día siguiente, nos la enviarían en avión. ¡Increible!, ¿no? Lástima que en las noticias solo hablen de las maldades de la gente y no de todo lo bueno que llega a pasar en el mundo…

Justamente delante de nuestra pensión
 (bueno, a unos pocos metros a la derecha)
se encontraba esta playa pública.
Agua cristalina y turquesa y arena blanca, con montones de conchas...
Playa de Fare, Huahine.
En Polinesia solamente encontramos dos couchsurfers que nos pudieran alojar (Maxime, en Tahiti y Dom, en Moorea), así que en el resto de islas buscamos con antelación el alojamiento más económico. Los únicos requisitos que buscábamos era que fuera barato y tuviera cocina, para hacernos las comidas y ahorrar así.

Aquí, en Huahine, nos alojamos en la Pensión Chez Guynette. Es sencillo y limpio. Estuvimos en dormitorio compartido (1750 CPF/persona), pero solo la primera noche compartimos con otra pareja francesa; después estuvimos solos. Se encuentra en Fare, el poblado principal y a primera línea de mar (aunque solo tiene dos calles el pueblo…). Justamente al lado un supermercado grande donde puedes proveerte de alimentos. Y por las tardes ponen roulottes que venden comida relativamente baratas (alrededor de 1000 CPF).

La primera tarde, únicamente caminamos por la playa Fare de arena blanca, aguas turquesas y disfrutamos del anochecer y la tranquilidad.

Huahine no sólo es agua, sino también tiene restos arqueológicos.
Maeva Marae.
Al día siguiente, visitamos la parte histórica de la isla, el enclave arqueológico de Maeva. Se encuentra a pie de la laguna Fauna Nui, en el extremo opuesto al aeropuerto. Hicimos autostop para ir y rápidamente nos recogió un suizo que llevaba años viviendo en esta isla. Allí se encuentra una pequeña caseta, sobre el lago, que muestra herramientas antiguas que usaban los primeros polinesios e información sobre los “maraes”. Los maraes eran templos de rituales compuestos por un altar donde se ponían piedras en pie con petroglifos y un lugar de reunión con forma oval. Sólo quedan las bases.

Trampas de pesca de piedra en la laguna Fauna Nui. Huahine.
Desde esta área arqueológica sale un sendero hacia el monte Turi, que te lleva a un mirador con bonitas vistas a la bahía de Maroe y del pueblo. Nosotros intentamos  hacerlo, pero nos perdimos en varias ocasiones. Además no íbamos con el calzado adecuado (el terreno es resbaladizo), con lo que decidimos dejarlo.

Seguimos la carretera, pasando por unas antiguas trampas de pesca, hechas de piedra, aún en uso, en la misma laguna. Unos metros más adelante nos adentramos al espigón de tierra donde se encuentra uno de los maraes más grande de Polinesia, el Marae Manunu. La conservación no es muy buena y ha sido víctima de rayadas y pintadas. Seguimos hasta llegar al mar, a una pequeña playa de arena blanca con aguas claras situada enfrente del Motu Mahare. Nos habían aconsejado hacer snorkeling allí (La cité Corail), pero el día no acompañaba: nublado y con una fuerte marea en la zona. Además no teníamos tiempo ya que debíamos de ir a recoger la cartera al aeropuerto.

Paseando por la playa de  Le Cité du Corail. Huahine


Volvimos a Fare haciendo autostop, esta vez nos recogió un chico tahitiano (bailarín) muy agradable. Tras comer, marchamos al aeropuerto donde llegó nuestra cartera sana y salva.

Impresionante las variedades de color azul
que se pueden observar al mismo tiempo en el mar...
Playa de Fare, Huahine.
Por la tarde, hicimos snorkel en la playa Fare. El agua es cristalina pero la zona no es especialmente rica en peces y corales. De todas formas, la tarde fue entretenida entre  peces y la serenidad de ver el anochecer con el ruido del mar de fondo.

La mañana siguiente solamente caminamos por el pueblo. Hicimos fotos y Raquel se compró un pañuelo típico de allí. Esa misma mañana teníamos el avión hacía nuestra cuarta isla: Raiatea. Mientras esperábamos en el aeropuerto pudimos ver por primera vez un baile polinesio… un poco “extraño” porque ninguna de las chicas era realmente polinesia…

Llegamos a Raiatea a medio día. Allí nos esperaba la propietaria de la Pensión Manava. Cuando llegamos a nuestra “pensión” quedamos impresionados con nuestra habitación (bungalow 5500 CPF/noche): un bungalow con cama doble, sillones de relax, baño completo, cocina privada, terraza con mesa y hamacas para tomar el sol. Y además rodeados de un bonito y trabajado jardín.  Está situada a unos 10 km de Uturoa, la ciudad principal de la isla. Esta isla no tiene playas propiamente, a excepción de estar alojado en uno de los motus que la rodean. Lo que destaca principalmente, es por su belleza natural: las montañas con sus miradores que permiten ver las diferentes tonalidades de azul del mar dependiendo de su riqueza coralina.

Al fondo es la isla de Taha'a y rodeando las islas la barrera coralina....
Vistas desde la cima del monte Tapioi. Raiatea.

La misma tarde que llegamos, subimos al monte Tapioi. El sendero sale desde Uturoa, cerca de la estación de policía. Bajamos al pueblo haciendo autostop, y el señor nos dejó en la entrada del sendero. Nos aconsejó  ir otro día por la mañana para poder contemplar los colores mucho más vivos. El ascenso no es muy duro y lo hicimos en unos 35-45 minutos. Desde arriba pudimos ver los motus que envuelven a la isla, las barreras coralinas (azul más claro), su vecina isla Ta’ha y, a lo lejos, Bora Bora. ¡Hermoso!, indescriptible ver a tus pies esos paisajes. Tal y como nos había dicho el hombre que nos había llevado, algunos colores eran más oscuros debido a la posición del sol en esas horas.

Tras introducirnos en la parte de selva de Raiatea
y escalar montañas, llegamos a la tercera catarata...
Bajamos a buscar una pequeña playa que aparentemente existía en Uturoa. Pero no existen, el acceso al mar es a través de rocas y puertos. Encontramos un pequeño reciento de fiesta cerca de un puerto. Un hombre que conocimos nos explicó que en ese recinto el grupo de Uturoa practicaba para las fiestas Heiva, que comenzaban en Julio. Lo que quedaba de tarde lo pasamos allí viendo los ensayos de los niños. ¡Cómo mueven la cintura las niñas!, ¿será genético?

Adultos y niños practicaban para sus actuaciones para el Festival Heiva.
Raiatea.

El segundo día en la isla se alzó con nubes y  llovió por la mañana. Lo tomamos de relax y hablamos por Skipe con la familia. Después de comer, salió el sol y decidimos ir a ver unas cascadas cercanas. Rosseline, la propietaria de la pensión, nos explicó como ir y nos aventuramos. El camino no está nada señalizado y esto hizo que nos perdiéramos en 2 ocasiones. Pero a la tercera fue la vencida, encontramos el camino y vimos las 3 cascadas. La primera no es de mucha altura y es bastante sencilla; si sigues, se llega a la segunda, de mayor altura y donde se forma una pequeña piscina natural. Si se quiere llegar a la tercera, toca escalar por una cuerda (es sencillo) y ascender por la montaña. Está última tiene una altura considerable y es hermosa.

Descansando en las hamacas de nuestro bungalow.
Pensión Manava, Raiatea.
Las pocas horas de sol que nos quedaban las aprovechamos descansando en las hamacas, rodeados del jardín verde.

Finalmente llegó el último día en esta isla. Queríamos ir a visitar el Marae real de Taputapuatea, situado al sur de la isla. Pero nos fue imposible, estuvimos más de 30 minutos esperando a que pasara un coche que pudiera llevarnos, pero no  había tráfico hacia esa dirección. Finalmente decidimos ascender de nuevo al monte Tapioi, y decir adiós a Raiatea viendo todo su esplendor.

Después de comer, dejamos el bungalow y Rosseline nos llevó al aeropuerto. Nuestro siguiente destino era la esperada Bora Bora (de la que tan mal nos habían hablado...). ¿¿Nos decepcionará??

El último día vimos nuestro próximo y último destino en Polinesia: Bora Bora. ¿Cómo será?
Vistas de Bora Bora desde la cima del monte Tapioi. Raiatea.

martes, 23 de julio de 2013

POLINESIA: TAHITI I MOOREA

14 al 17 de juny del 2013


PAPEETE I MOOREA

A Moorea vam començar a trepitjar les platjes paradisiaques.
Platja de To'atea , la platja plública al costat de l'aeroport de Moorea.


Vam arribar a l’aeroport de Papeete (Tahiti) a les 00:30 del dia 14 de juny. I si ho recordeu vam sortir de l’aeroport d’Auckland a les 17:10 del dia 14 de juny. Com pot ser? Doncs perquè vam travessar la línia imaginària de les 24h que es troba al Pacífic. Vam endarrerir el rellotge unes 20 hores i a mida que avancem cap a Europa des d’Amèrica tornarem a sumar hores (ara estem unes 11 hores endarrerits respecte Catalunya). Aquest fet farà que quan tornem a casa arribarem a l’hora correcta i no sumant  constantment.

Amb aquests collarets ens va donar la benvinguda  el Maxime a Tahiti.
En Maxime, el nostre proper couchsurfer ens va venir a buscar a l’aeroport. Ens va rebre amb uns collars de flors a l’estil tahitià!! Té 24 anys i viu a la Polinèsia de d’en fa més de 10. El pobre s’havia de llevar a les  06:30 per anar a treballar i ens va venir a buscar... Viu dalt d’un turonet, a pocs km del centre de Papeete, en una casa amb un grup d’amics.
Com que havia de matinar molt vam anar a dormir tots només arribar a casa. Però a nosaltres ens va costar molt agafar el son: estàvem a la Polinèsia!!


L’endemà  ens va baixar a la ciutat un oncle d’un dels amics i vam quedar amb el Maxime a la tarda en un punt de la ciuta, per tornar a casa.

Papeete és una ciutat petita amb un centre compacte i que amb un matí ja està vista. El primer que vam fer va ser anar a l’oficina de turisme a recollir un plànol de la ciutat.

Al matí, vam anar a descubrir una mica Papeete.
No té molta cosa,però segurament si marxes
a altres pobles de Tahiti trobarás les seves maravelles.
Ajuntament Papeete.
El primer lloc que vam visitar fou l’ajuntament de la ciutat. Un edifici construït el 1890 i d’estil colonial. Nosaltres vam passejar pel seu pati i voltants. Allí s’ens va apropar el primer polinesi a demanar si necessitàvem ajuda i desitjar-nos sort durant el viatge.

D’allí vam anar al petit mercat de la ciutat on venen tot tipus de fruites, carn i menjars preparats, alguns per menys de 600 CPF. A contiuació vam passar cap a la Catedral de Papeete construïda entre 1844 i 11875 i d’estil gòtic. No  hi vam poder entrar perquè  estava tancada.

La resta “d’atraccions turístiques” són escultures i algun jardí repartits per la ciutat. El que també ens va agradar va ser el llarg passeig marítim de la ciutat. Des d’on es veu l’església de Paofai construïda al 1981 a l’estil de la primera església que hi va haver al mateix lloc al 1906, que estava feta amb canyes de bambú i fulles de palmera.

La nostra primera illa a Polinèsia per descobrir va ser Moorea.
A la badia de Cook, un lloc molt bonic, es on ens vam allotjar

A la nit en Maxime ens va portar a sopar amb els seus amics a uns restaurants ambulants al passeig marítim on vam gaudir d’un magnífic peix cru polinèsic a l’estil xinès. Costa uns 1000 CPF,  si en teniu l’ocasió proveu-lo!

L’endemà al matí en Maxime ens va tornar a portar a  l’aeroport on agafàvem l’avió cap a  Moorea, la primera illa de sorra blanca i aigües turqueses. A Tahiti també n’hi ha alguna però estan allunyades i el cost per arribar-hi és elevat.

A Moorea ens hi esperava un nou couchsurfer que ens va dir que la millor manera d’arribar a casa seva (a la  badia de Cook) era o amb autobús (300 CPF) o fent dit(autostop). Així que vam sortir de l’aeroport i ens vam apropar a la benzinera que hi ha a la cantonada. Vam aixecar el dit i en 5 minuts va parar una taxista. Abans que li diguéssim res ens va dir que no patíssim, que ens portava de franc. Increïble!!
El primer dia a Moorea vam gaudir d'una posta de sol a la platja.
Platja pública Moorea.

Vam arribar a casa d’en Dom cap a les 14:00. En Dom és un gran viatger amb moltes experiències a la vida i diu que marxarà de Moorea quan hi obrin el primer McDonalds. Treballa per una ONG a l’illa relacionada amb projectes d’educació informàtica als infants.

Amb qui us quedeu, amb la model o la platja?
Embarcador platja hotel Les Tipaniers.
A Moorea, com a moltes altres illes illes polinèsiques, hi ha moltes platges privades (d’hotels) i algunes públiques, freqüentades per locals i viatgers de baix pressupost. A pocs km de casa d’en Dom n’hi ha una. Vam anar-hi i vam marçar quan va començar a caure el sol, cap a les 16:30.

Aquella nit vam sopar amb en Dom i una parella txeca (altres couchsurfers), que havien arribat a la  Polinèsia des de Panamà fent “dit” en un vaixell en una travessia de 21 dies. Hi ha pàgines web (www.findacrew.com i www.sailtheworld.com , per citar-ne algunes) que funcionen com el couchsurfing però per vaixells. Els capitans o amos dels vaixells ofereixen passatges gratis a canvi d’ajuda durant la navegació i/o pocs diners. Nosaltres no ho coneixíem, però segur que ho provarem en un futur viatge!!

Tot i ser una platja privada hi vam entrar sense problemes.
Platja privada Hotel Les Tipaniers.
Al matí vam anar a l’hotel Les Tipaniers, a uns 15km de casa d’en Dom. Per arribar-hi vam fer dit i, en menys de 2 minuts ja ens havia recollit una dona jove amb els seus fills. Ens va portar fins l’hotel i després va tornar enrere!!

Vam anar a l’hotel perquè des de la seva platja privada s’arriba a una zona on les excursions turístiques van a alimentar taurons d’aleta de punta negra i ralles. Per entrar a l’hotel l’únic que vam fer va ser caminar amb pas decidit, com si ens allotgéssim allí. Ningú ens va preguntar res.

L’altre problema era  arribar al punt d’alimentació dels animals. Vam preguntar a un home que llogava kayaks (1500 CPF/hora), que com comprendreu estava fora del nostre pressupost. Òbviament, l’excursió (uns 5500-6000 CPF) també. La única opció que ens quedava era nadar... Estava una mica allunyat, teníem que travessar el canal per on circulaven els vaixells i barques i, a més, hi havia una forta corrent lateral... Però les ganes podien més...

La platja estava plena de corall mort,
però l'aigua era espectacular. Platja To'atea.

No sabem quan vam trigar (no portàvem rellotge), només que ens vam cansar molt. Però l’esforç va valdre molt la pen!!. És una experiència senzillament indescriptible. De sobte ens vam veure envoltats per uns 20 petits taurons (d’un metre o metre i mig) que buscaven menjar de les mans dels turistes. Les mantes estan tant acostumades a ser alimentades que no només es deixen tocar (són suavíssimes) sinó que se’t enfilen buscant menjar. La discussió sobre l’ètica d’aquestes excursions està damunt la taula... Nosaltres no vam pagar ni un duro, només ens vam aprofitar de la situació. Lamentablement no en vam poder fer cap foto ja que no podíem carregar amb la càmera de fotos.

En resum: No és gens perillós. Els animals no estan gens interessats en la carn humana, només en el peix que els hi donen. En el punt que se’ls alimenta la profunditat de l’aigua no és  superior als 1,5m. Per tant, sempre fas peu. Per arribar-hi s’atravessa un canal que deu tenir uns 10 o més metres de profunditat. La corrent t’empeny cap a la dreta  (mirant el mar), per tant l’únic que s’ha de fer és sortir de la costa ben a l’esquerra perquè la corrent et porti cap al punt. Per tornar s’ha de fer el mateix però a la inversa. Un cop travessat el canal no hi ha corrent. Als voltants del lloc dels taurons hi ha un munt de zones per fer snorkell. Repetim: molt recomanable, segur i gratis!!!

Prop d'aquí ens vam banyar amb taurons i mantes. Platja hotel Les Tipaniers.
Aquell dia vam tornar cap a casa cap a la tarda i vam anar a dormir d’hora, l’endemà marxàvem cap a Huahine.

Vam marxar de casa d’en Dom ben aviat per anar a la platja d’aigües turqueses que hi ha al costat de l’aeroport. Per arribar a l’aeroport vam fer dit i un senyor ens va recollir en menys de 30 segons. Un home molt honrat, creieu-me!
Qui diria que trobaríem aquests paratgess: muntanyes a 5 minuts !! Moorea.

A l’aeroport no van tenir cap problema en guardar-nos les motxilles mentre anàvem a la platja. Quan vam tornar de la platja va començar un malson: la meva cartera no apareixia!

Vaig “assaltar” un cotxe que em portés fins casa del Dom novament però allí no hi era. A la tornada em va recollir una dona que va resultar ser la dona d’un pilot de la companyia air Tahiti i que va trucar a l’aeroport per fer que l’avió no s’enlairés sense mi. Al·lucinant, oi? Un avió parat esperant-me a mi! Després em va demanar que recordés l’últim lloc on havia vist la cartera. Li vaig dir que l’únic que podia ser era que hagués caigut al cotxe del primer senyor. El vaig descriure i li vaig dir on treballava, de seguida es va oferir a buscar-lo i, un cop trobat, demanar-li per la cartera i enviar-me-la a través del seu home. No m’ho podia creure! Finalment no va caler... L’home va trobar la cartera al seu cotxe i la va portar (sense tocar res de dins) cap a l’aeroport! En 24 hores la tornava a tenir amb mi. La gent et pot  sorprendre molt, a vegades molt bé!!

Platja To'atea, Moorea.