7 y 8 de octubre 2012 CAMERON HIGHLANDS
Habíamos reservado la barca para
que nos vinieran a recoger en el embarcadero de Coral Bay a las 8 a.m. Así que
nos despedimos de la isla, tras nuestra última noche de placer y no hacer nada
de nada, y nos dipusimos a continuar descubriendo Malasia. Aunque llegamos casi
de los primeros al embarcadero, nos montamos de los últimos (casi a las 9 a.m)
y éramos “veinte y la madre”, casi no cabíamos, y eso que teóricamente solo se
pueden montar 12 personas en ccada barca. Por suerte, no hubo ninguna
incidencia.
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Cameron Hihglands. Ruta 1. Selva. |
Tan solo llegar al puerto de
Kuala Besut nos abordaron ofreciéndonos
tickets para Cameron Higlands y Taman Negara. Tomamos la decisión de ir a
Cameron Higlands, buscamos otras agencias y preguntamos precios, y finalmente
nos quedamos con la primera oferta, minivan por 50MYR/persona. Además nos
acercarían hasta el hostal que le dijéramos. Todo parecía que nos estaba
saliendo bien, no habíamos tenido problemas con la barca, habíamos encontrado
un billete “justo” para nosotros (aunque
si se tiene tiempo, se puede conseguir más barato yendo por libre),… hasta que
en medio camino nos acordamos que nos habíamos olvidado la guía de Japón (importante
para nosotros, ya que nos ayuda a
recordar que hicimos para escribir el blog y además en este país fuimos
poniendo sellos de los sitios en las hojas) encima de un coche. Los que
conocéis a Marc os podéis hacer una idea cómo se puso, pero por suerte el conductor de la minivan
llamó a la agencia de viajes y la encontraron. ¡Al día siguiente nos la
acercarían al hostal!
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Selva. Ruta 1. ¿Dónde esta Marc? |
Cameron Highlands está formada
por un conjunto de colinas verdes con plantaciones de té y zonas boscosas de
selva. Además en esta zona se puede llegar a ver la flor más grande del mundo,
la rafflesia, que por lo que dicen es preciosa pero desprende muy mala olor. Cuando nosotros estábamos había una rafflesia, pero ir a verla era carísimo, por lo que decidimos dejarlo pasar e intentar verla en otro momento de nuestro viaje.
Cuando llegamos a Cameron
Highlands, a Tanah Rata más concretamente, buscamos alojamiento, preguntamos
precios donde bajaban el resto de los guiris, y finalmente decidimmos quedarnos
en Daniel’s Lodge (12 MYR/persona en dormitorio compartido). Es un albergue
tranquilo y limpio de mochileros situado cerca de la calle principal. Personal
agradable y que explica recorridos de trekking por libre, además de tener
excursiones organizadas. Además tiene una amplia terraza con mesas y sofá donde
descansar y relajarse tras una larga
caminata.
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Selva. Ruta 1. |
Este día no pudimos hacer mucho
ya que era media tarde y las el sol en breve se pondría. Caminamos por la calle
principal y Vanessa se animó a que le hicieran un masaje de pies. Mientras
tanto, Marc y yo, indagamos si existía alguna oficina de Turismo, pero no la
llegamos a encontrar. Después nos fuimos a buscar algún restaurante local para
cenar, encontramos un mercado nocturno donde vendían fruta y comida, y aquí
terminamos cenando una pizza y unas hamburguesas (es frecuente encontrar
puestos callejeros que hacen hamburguesas). ¡Eso sí, siempre pidiendo que no
fuera picante!
Al día siguiente teníamos pensado
realizar un trekking por nuestra cuenta, pedimos consejo en el albergue, y allí
nos explicaron una ruta para todo el día (ruta numero 1), donde podríamos ver
selva, terrazas de té y, si nos apetecía, hasta unas plantaciones de rosas y
fresas y una granja de mariposas. Así que los tres (Vanessa, Marc y yo) nos
pusimos manos a la obra.
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Ruta 1. Descansando del ascenso por la selva... |
La ruta 1 comienza en la población
de Brinchang (a unos 6-8 km de Tanah
Rata). Decidimos coger un taxi (8 MYR) para la ida, pero la vuelta la haríamos
a pie. El primer tramo del camino nos desilusionó, porque era por un sendero
donde pasaban vehículos continuamente, pero tras pasar una zona en obras,
aparentemente un gran depósito de agua en construcción, encontramos la entrada
a la jungla y nuestros ánimos cambiaron inmediatamente. Delante de nosotros se
abría una zona boscosa, espesa y muy húmeda.
El ascenso hasta la cima de la montaña Gunung Brinchang es duro,
sobretodo una zona donde hacía poco se había producido un desprendimiento de
tierra, pero el paisaje es inexplicable: árboles recubiertos de musgo y
vegetación, que no dejan pasar los rayos del sol, todo en silencio, donde solo
se escuchan el canto de los pájaros o movimiento de hojas tras pasar algún
animal (ardillas, lagartos,…) Fueron unas 2 duras horas de ascenso, pero que
merecieron la pena por los paisajes que vimos.
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Terrazas de té. ¡Parecen parches que cubren toda la montaña! |
La cima no muestra ninguna vista
espectacular, ya que no hay ningún mirador ni nada por el estilo, únicamente
está coronada por una gran antena. El descenso lo haríamos por la carretera, ya
que es muy peligroso bajar por el mismo sitio que subimos (muy resbaladizo). Lo
primero que encontramos al descender fue la entrada a una pasarela de madera, a
cierta altura, que discurre por una zona de bosque (no recordamos el nombre de
este lugar). Por lo que nos dijo un señor, tiene unos pocos kilómetros y desde
allí se pueden ver pájaros, pero como no llevábamos comida, decidimos no seguir
y continuar bajando. El siguiente tramo fue un poco aburrido, porque solo se
veían zonas de conreo, pero enseguida asomaron las montañas recubiertas de
terrazas de té. Aunque nosotros (Marc y yo) ya habíamos visto este paisaje en
otros países, no deja de sorprendernos gratamente con los dibujos que llegan a
formar. Llegamos hasta la carretera
principal, donde vimos granjas de fresas y gardens (muy similares a las nuestros).
Encontramos varios puestos de frutas pero son exclusivas para “guiris” y por
consiguiente carísimas, así que aunque nos apetecía no compramos nada. Paramos
en un puesto callejero donde nos hicieron unas hamburguesas y, aunque no somos
de “comida rápida”, nos parecieron deliciosas con el hambre que teníamos.
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Terrazas de té. |
Finalmente nos quedaba únicamente
el tramo del pueblo de Brinchang hasta Tanah Rata, y cómo no teníamos nada
mejor que hacer y había tiempo, decidimos realizarlo caminando.
Al llegar al albergue nos dimos
una merecida ducha. Vanessa estaba un
poco agotada, y tras ducharse y leer un rato, el sueño le venció. Marc y yo
salimos a cenar alguna cosa, pero no tardamos mucho en hacerle compañía.
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