martes, 20 de noviembre de 2012

CAMBOYA: SIEM REAP Y LOS TEMPLOS DE ANGKOR (III)


17 al 20 de octubre 2012   

  SIEM REAP Y LOS TEMPLOS DE ANGKOR (III). TEMPLOS ROLUOS.

Preah Ko, Templos Roluos.
Si es posible, aconsejamos visitarlos antes que los templos de Angkor (¡se disfrutarán más!)

Nuestro tercer día Siem Reap lo dedicamos a ver los templos Roluos (se accede con la misma entrada que para los templos de Angkor), conocidos anteriormente como Hariharalaya. Están situados a unos 13 km de la ciudad, por lo que decidimos ir con el mismo medio de transporte que los días anteriores, en bicicleta (¡nuestros traseros comenzaban a estar acostumbrados a sus pequeños y duros asientos!).

Bakong, Templos Roluos.
Vistas desde arriba del templo.
Son unos de los primeros templos jemeres de piedra y marcan el nacimiento del arte camboyano. Su estado de conservación es bastante deficiente, por lo que quizás es mejor visitarlos antes que los templos de Angkor, como si se tratara de un tentempié antes del plato fuerte. Se pueden ver teóricamente 3 templos: Bakong, Preah Ko y Lolei;  los dos primeros están mejor conservados, mientras que del tercero únicamente quedan en pie alguna torre aguantada entre puntales y cuerdas.

Desayunamos nuestra baguette con tortilla (¡qué bueno volver a comer pan!) y nos montamos en las bicis. El trayecto hasta los templos se nos hizo un poco eterno, por falta de información (no hay casi señales) y por la poca sombra que se encuentra en la carretera. Pero después de preguntarnos veinte mil veces “¿cuánto queda?”  o “¿queda mucho?” encontramos el desvío hacia los templos. 

Bakong, Templos Roluos.
¡Imponente con su pirámide central!
Nuestra primera parada fue en el Bakong. Es el más grande de los tres y está dedicado a Shiva. Consta de una pirámide central de arenisca,  que representa el monte Meru, rodeada de 8 torres.  A pesar de haber visto los templos de Angkor, este templo es tan espectacular como los otros y logró transportarnos al pasado. Paseamos alrededor del templo y nos encontramos con unas vacas descansando en la hierba. “¿Nos atrevemos a tocarla? o ¿se mosqueará por molestarla? …. No sé, vamos a cercarnos despacio…” Finalmente decidimos acariciarles, y ¿cuál fue su reacción? ¡Se tumbó boca arriba para que le tocáramos la barriga! ¡Cómo si fuera un gato! Increible, nunca nos hubiéramos imaginado esto…

Al salir del templo, hay algunos puestos de comida y souvenirs. Nos acercamos y tras darme el capricho de comprarme un pañuelo camboyano (2$), marchamos hacia el Preah Kho. Este templo es pre-angkoriano y tiene 6 torres (llamados prasats). Su estado de conservación no es muy bueno, aunque aparentemente están empezando a restaurarlos (“¡quien fuera arqueólogo!” pensó Marc en muchas ocasiones).  En la entrada de este templo conocimos a dos chicos catalanes: Joan y Manel. Marc se alegró al escuchar el acento catalán y estuvimos largo rato hablando con ellos, comentando cómo cambian las cosas con los años en estos países, cómo va la política por Catalunya y sobretodo qué bien sienta esto de viajar tengas la edad que tengas…

Bakong, Templos Roluos.
La vaca estaba encantada que alguien
se parara a hacerles mimos
(¡sólo le faltaba ronronear como los gatos!).
Bakong, Templos Roluos.
Aguanta un poco..., ¡que no se tumbe...!

 















Después fuimos a ver el tercer templo, el Lolei, pero como hemos dicho no queda gran cosa de él, únicamente algunas torres apuntaladas y poca cosa más. Era medio día y nuestros estómagos comenzaban a quejarse, asi que decidimos volver. Hicimos una parada en un mercado para comer, compramos unos bocadillos de carne (4000 KHR), zumo de caña de azúcar (1000 KHR) y unas pequeñas sandías (1000 KHR), y nos sentamos en una sombra a disfrutar de nuestra comida.

Ta Keo.
Aunque este día pedaleamos más de 40 km para verlo,
¡mereció la pena!
Cuando acabamos vimos que solo eran las 14h, y que teníamos tiempo para volver a los templos de Angkor y ver el templo Ta Keo (que nos había quedado pendiente). Era el último día que pedalearíamos en Angkor…  teníamos que aprovechar el tiempo. Volvimos a pasar por  las enormes puertas de Angkor Thom y sentimos de nuevo como las caras nos observaban…  Llegamos al Ta Keo, paseamos por sus torres cuadriculares y desde allí divisamos  otra vez todo el terreno de árboles y campos que envuelven a los templos y hacen que uno no pueda ver más allá.

Ta Keo.
Unos escalones más...
y llegaremos a su cima...
Llevábamos varias noches pensando en comprar una pintura de Angkor, podría ser un bonito recuerdo de un lugar que tanto nos gusta… Dudamos que hacer por varias razones: ¿cuánto es el precio justo que queremos pagar? ¡hay que regatear! ¿qué hacíamos con él una vez comprado? Aún nos queda mucho tiempo de viaje y se puede romper o simplemente extraviar. ¿Lo enviamos por correo? ¿Llegará?  Tras darle muchas vueltas pensamos que nos merecía la pena arriesgarnos y comprarlo, podríamos tener un bonito recuerdo. Pasamos por varios sitios donde pintan los cuadros, todos son diferentes entre sí, no hay 2 exactamente iguales… Miramos, y cuando nos gustaba uno, preguntábamos el precio, pero era excesivo y duros para regatear.



Ta Keo. 
Llegamos la guesthouse, y tras la ducha merecida salimos a cenar. ¿Volvíamos a intentar por última vez comprar el cuadro? ¿Por qué no? Así que nos dirigimos al mercado nocturno, miramos, decidimos cuál nos gustaba más y ¡a regatear! Por fin lo conseguimos, teníamos cuadro de Angkor por 22$. Ahora solamente quedaba decidir cómo mandarlo para casa y cruzar los dedos para que llegase sano y salvo.
Nuestro cuadro... ¿llegará a casa? 

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