17 al 20 de octubre 2012
SIEM REAP Y LOS TEMPLOS DE ANGKOR (III). TEMPLOS ROLUOS.
Preah Ko, Templos Roluos. Si es posible, aconsejamos visitarlos antes que los templos de Angkor (¡se disfrutarán más!) |
Nuestro tercer día Siem Reap lo
dedicamos a ver los templos Roluos (se accede con la misma entrada que para los templos de
Angkor), conocidos anteriormente como Hariharalaya. Están situados a unos 13 km
de la ciudad, por lo que decidimos ir con el mismo medio de transporte que los
días anteriores, en bicicleta (¡nuestros traseros comenzaban a estar
acostumbrados a sus pequeños y duros asientos!).
Bakong, Templos Roluos. Vistas desde arriba del templo. |
Son unos de los primeros templos
jemeres de piedra y marcan el nacimiento del arte camboyano. Su estado de
conservación es bastante deficiente, por lo que quizás es mejor visitarlos
antes que los templos de Angkor, como si se tratara de un tentempié antes del
plato fuerte. Se pueden ver teóricamente 3 templos: Bakong, Preah Ko y
Lolei; los dos primeros están mejor
conservados, mientras que del tercero únicamente quedan en pie alguna torre
aguantada entre puntales y cuerdas.
Desayunamos nuestra baguette con
tortilla (¡qué bueno volver a comer pan!) y nos montamos en las bicis. El
trayecto hasta los templos se nos hizo un poco eterno, por falta de información
(no hay casi señales) y por la poca sombra que se encuentra en la carretera.
Pero después de preguntarnos veinte mil veces “¿cuánto queda?” o “¿queda mucho?” encontramos el desvío hacia
los templos.
Bakong, Templos Roluos. ¡Imponente con su pirámide central! |
Nuestra primera parada fue en el
Bakong. Es el más grande de los tres y está dedicado a Shiva. Consta de una
pirámide central de arenisca, que
representa el monte Meru, rodeada de 8 torres.
A pesar de haber visto los templos de Angkor, este templo es tan
espectacular como los otros y logró transportarnos al pasado. Paseamos
alrededor del templo y nos encontramos con unas vacas descansando en la hierba.
“¿Nos atrevemos a tocarla? o ¿se mosqueará por molestarla? …. No sé, vamos a
cercarnos despacio…” Finalmente decidimos acariciarles, y ¿cuál fue su
reacción? ¡Se tumbó boca arriba para que le tocáramos la barriga! ¡Cómo si
fuera un gato! Increible, nunca nos hubiéramos imaginado esto…
Al salir del templo, hay algunos puestos de comida y souvenirs. Nos acercamos y tras darme el capricho de comprarme un pañuelo camboyano (2$), marchamos hacia el Preah Kho. Este templo es pre-angkoriano y tiene 6 torres (llamados prasats). Su estado de conservación no es muy bueno, aunque aparentemente están empezando a restaurarlos (“¡quien fuera arqueólogo!” pensó Marc en muchas ocasiones). En la entrada de este templo conocimos a dos chicos catalanes: Joan y Manel. Marc se alegró al escuchar el acento catalán y estuvimos largo rato hablando con ellos, comentando cómo cambian las cosas con los años en estos países, cómo va la política por Catalunya y sobretodo qué bien sienta esto de viajar tengas la edad que tengas…
Bakong, Templos Roluos. La vaca estaba encantada que alguien se parara a hacerles mimos (¡sólo le faltaba ronronear como los gatos!). |
Bakong, Templos Roluos. Aguanta un poco..., ¡que no se tumbe...! |
Después fuimos a ver el tercer
templo, el Lolei, pero como hemos dicho no queda gran cosa de él, únicamente
algunas torres apuntaladas y poca cosa más. Era medio día y nuestros estómagos
comenzaban a quejarse, asi que decidimos volver. Hicimos una parada en un mercado
para comer, compramos unos bocadillos de carne (4000 KHR), zumo de caña de
azúcar (1000 KHR) y unas pequeñas sandías (1000 KHR), y nos sentamos en una
sombra a disfrutar de nuestra comida.
Ta Keo. Aunque este día pedaleamos más de 40 km para verlo, ¡mereció la pena! |
Cuando acabamos vimos que solo
eran las 14h, y que teníamos tiempo para volver a los templos de Angkor y ver
el templo Ta Keo (que nos había quedado pendiente). Era el último día que
pedalearíamos en Angkor… teníamos que
aprovechar el tiempo. Volvimos a pasar por
las enormes puertas de Angkor Thom y sentimos de nuevo como las caras
nos observaban… Llegamos al Ta Keo,
paseamos por sus torres cuadriculares y desde allí divisamos otra vez todo el terreno de árboles y campos
que envuelven a los templos y hacen que uno no pueda ver más allá.
Ta Keo. Unos escalones más... y llegaremos a su cima... |
Llevábamos varias noches pensando
en comprar una pintura de Angkor, podría ser un bonito recuerdo de un lugar que
tanto nos gusta… Dudamos que hacer por varias razones: ¿cuánto es el precio
justo que queremos pagar? ¡hay que regatear! ¿qué hacíamos con él una vez
comprado? Aún nos queda mucho tiempo de viaje y se puede romper o simplemente
extraviar. ¿Lo enviamos por correo? ¿Llegará?
Tras darle muchas vueltas pensamos que nos merecía la pena arriesgarnos
y comprarlo, podríamos tener un bonito recuerdo. Pasamos por varios sitios
donde pintan los cuadros, todos son diferentes entre sí, no hay 2 exactamente
iguales… Miramos, y cuando nos gustaba uno, preguntábamos el precio, pero era
excesivo y duros para regatear.
Ta Keo. |
Llegamos la guesthouse, y tras la ducha merecida salimos a cenar. ¿Volvíamos a intentar por última vez comprar el cuadro? ¿Por qué no? Así que nos dirigimos al mercado nocturno, miramos, decidimos cuál nos gustaba más y ¡a regatear! Por fin lo conseguimos, teníamos cuadro de Angkor por 22$. Ahora solamente quedaba decidir cómo mandarlo para casa y cruzar los dedos para que llegase sano y salvo.
Nuestro cuadro... ¿llegará a casa? |
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