martes, 21 de mayo de 2013

TANNA (I): CELEBRACIÓN CADYA


26 y 27 de Abril 2013             TANNA(I): CELEBRACIÓN DEL KADYA


Nunca imaginamos que Vanuatu podría ofrecernos un día como este.
Celebración del Kadya, Pueblo de Enuak. Tanna, Vanuatu

Tanna, nuestro destino estrella en Vanuatu, es una de las islas más “desarrolladas”. La información en internet de ella es bastante escasa: algunos pocos blogs de gente que ha viajado y algún artículo que relata la experiencia de ver y sentir su volcán Yasur.

No hay mucha información sobre este país en internet,
 pero sus paisajes, su cultura y sobretodo su gente son suficientes
para visitarlo.
Mientras planeamos este destino, tuvimos un importante dilema: “¿coger alojamiento de forma previa o una vez allí como normalmente hacemos?” Y es que todos los blogs que habíamos leído habían ido con todo reservado… Finalmente nosotros únicamente reservamos alojamiento con Lava View Bungalow (4000 VUV/bungalow con desayuno incluido) y la recogida al aeropuerto (2000 VUV/persona/trayecto). Las comidas tenían un precio aparte (comida 700 VUV/persona y cena 500  VUV/persona). Nosotros no cogimos esta opción, preguntamos si podríamos utilizar la cocina y nos dijeron que sí. Así que compramos comida precocinada en Port Vila. Ahora tras nuestra experiencia allí, quizás aconsejaríamos coger la recogida al aeropuerto y un alojamiento para una o dos noches, y organizar el resto de la estancia una vez se esté allí. Y es que Tanna tiene mucho que ofrecer a parte del volcán: trekings que recorren la isla pasando por jungla y ríos, bonitas cascadas y sobretodo enseñarnos la cultura de vivir en plena naturaleza, sus costumbres y el día a día de sus habitantes.

¡¡Trekkings por la naturaleza están asegurados!!.
Camino hacia el pueblo de Enuak, Tanna.
Llegamos al aeropuerto de Tanna, tras un corto viaje en avión desde Port Vila (unos 93€/persona/trayecto, 40 minutos), con una hora de retraso y en medio de la lluvia. El aeropuerto es minúsculo, y como os podéis imaginar, todo funciona de forma rudimentaria. Tras recoger nuestro equipaje salimos y conocimos a Daniel, el propietario de Lava View Bungalow. Nos llevó hasta la pickup 4x4 que nos llevaría hasta el bungalow, situada al otro lado de la isla. Tras los primeros kilómetros la carretera desapareció y continuamos por caminos de tierra que surcaban en medio de la selva, con todo lo que ello implica.  La parte trasera, al descubierto de la pickup, se llenó de gente, que íbamos recogiendo por el camino,  cargados de paquetes. Ellos fueron bajando en diferentes poblados. ¡Tardamos unas 2 horas en realizar tan solo 20 kilómetros! Aunque no vimos mucho el paisaje, porque la noche nos cayó encima, pudimos contemplar las explosiones del volcán bien de cerca, ya que pasamos por su explanada de cenizas. Un afloramiento de nervios y adrenalina nos inundó, ¿qué sentiríamos cuando lo viéramos de cerca, desde el cráter?

La esplanada de ceniza del Yasur, Tanna.
Finalmente llegamos a nuestro alojamiento. Lava View Bungalows están situados justamente enfrente del volcán, encima de una colina. Tal como su nombre indica se puede contemplar el volcán los días y las noches claras desde la ventana del “restaurante”. Este complejo está compuesto por 2 bungalows sencillos, otro que funciona como restaurante y una pequeña caseta también echa de madera con wáter y ducha. Además tiene un pequeño generador que ofrece electricidad unas dos o tres horas al día (de 18 a 20 o 21h). ¡Todo un lujo!, si se tiene en cuenta que allí ningún poblado tiene electricidad y los baños son comunitarios. Está dirigido por Daniel, un pequeño empresario,  y su familia: su hermano Julius, nuestro amigable guía, y su simpática hermana Marta, la cocinera. Tras enseñarnos nuestro bungalow, nos dieron la bienvenida con un collar de hojas y nos invitaron a cenar (arroz, noodles y carne en salsa). Mientras cenábamos, las nubes nos dejaron entre ver alguna que otra erupción el volcán Yasur. Teníamos 3 días enteros por delante y no sabíamos cómo organizarnos, pero Daniel nos dijo que si queríamos podríamos organizarlo todo al día siguiente. Nos fuimos a dormir alrededor de las 22h, ya que hay poca cosa que hacer… sin luz!!

De camino al pueblo de Enuak pasamos por pequeñas aldeas en medio de la naturaleza.
Nos levantamos temprano con ganas de organizar los días y hacer muchas cosas, pero el cielo estaba repleto de nubes que impedían ver el volcán y la lluvia continuaba acompañándonos. Tras el desayuno (leche o café con pan con mermelada), conocimos a Julius, hermano de Daniel, quién sería nuestro guía. Nos estuvo comentando lo que podíamos hacer (ver su baile “tradicional”, ir a un poblado “tradicional”, ir a unas cascadas,..), a parte del volcán. Pero nada nos convencía porque a lo que llamaba tradicional quería decir para turistas, con lo que nos parecía ir a ver un teatro. No era el mejor día para ir a ver el volcán (por la lluvía y la niebla), con lo que le dijimos que queríamos ver su cultura, sus pueblos, su día a día, algo que realmente fuera 100% Tanna. Julius nos ofreció ir a ver la fiesta del Kadya, en el pueblo de Enuak. Este acontecimiento es una vez al año, se juntan los habitantes de Tanna en diferentes pueblos para celebrar la nueva cosecha del taro, un tubérculo muy similar a la patata o al boniato.  Al anochecer bailan sus danzas tradicionales tanto hombres como mujeres y niños. ¡Perfecto!, era exactamente lo que estábamos buscando.
Nos hicimos una pequeña mochila con comida y nos pusimos en marcha. Cómo hemos dicho, no existen carreteras, con lo que el recorrido hasta Enuak (unas 2h) pasa por la selva, subiendo colinas, cruzando varios ríos y pasando por pequeños poblados. ¡Increíbles paisajes! Y siempre con los truenos del Yasur de fondo, ¿quién nos hubiera dicho que allí haríamos un trekking como ese?

Cuando llegamos a Enuak, los niños se quedaron observandonos...
y luego continuaron jugando felices.
Poblado de Enuak.
Llegamos al pueblo de Enuak y enseguida fuimos el centro de atención. Los niños y adultos venían a curiosear alrededor nuestro. Las mujeres estaban preparando la comida todas juntas, el lab lab. Se trata de una pasta formada por leche de coco, pasta de plátano y taro. A veces, también les añaden unas hierbas. Todo ello se envuelve con hojas de plátano, y posteriormente se cuece en un horno de piedras, cubierto de hojas y arena. Llegamos temprano y pudimos ver todo su proceso, incluso yo (Raquel) pude “ayudar” a las mujeres a preparar el lab lab. Preparan comida para todos, de forma conjunta. Los adultos juegan a la pelota con los niños mayores. Pero no con una pelota de plástico, sino con una pelota ecológica, hecha del material que se encuentra en el interior de un árbol (similar al corcho). Los niños juegan con cualquier cosa, incluso con grandes cuchillos (algo que sería escandaloso en nuestro ámbito). Y las niñas juegan con los bebés, son sus “muñecos”.  Pero cuando hay que ayudar todos colaboran: los niños van a por agua, los hombres montan el  horno mientras las mujeres acaban de preparar la comida. Una vez está lista la comida, los hombres van al Nakamal, donde dan gracias por la cosecha y rezan para la siguiente, mientras beben kava. El Nakamal es una esplanada con una caseta donde siempre se reúnen los hombres. Es su centro “religioso” y de reuniones.


Mujeres de un poblado cercano a Enuak preparando el lab lab.

Yo ayudando a las mujeres a preparar el lab lab.

Preparando el fuego para el horno.

Los hombres de Enuak llevando el lab lab al horno.

Una vez calientes las piedras se retiran los troncos,
se pone encima de las piedras calientes el lab lab y
se vuelve a cubrir con las piedras calientes...

Se cubren las piedras con hierba y arena.
Se deja el lab lab cubierto unas dos horas... y a comer!!! 


Cuando llevábamos un buen rato observándolos nos dimos cuenta de un dato muy importante: todos sonreían, parecían ser muy felices, y no vimos ni un niño llorar, a pesar de caerse. No parecían tener preocupaciones, todos viven en comunidad y se ayudan los unos a los otros. ¡Qué diferentes a las sociedades del “mundo desarrollado”!

Marc tiene en sus manos unos de los "pequeños" cuchillos
con los que los niños suelen jugar.
Poblado de Enuak, Tanna.
Empezaba a hacerse de noche, y Julius nos informó que la comida estaba casi acabada y que nos invitaban. No habría danza tradicional, porque el día previo había fallecido un hombre de la comunidad. Nos trajeron kava, incluso para Raquel, y lab lab. El kava tenía un gusto amargo muy similar al que habíamos probado en Fiji, aunque este era mucho más fuerte ya que la lengua se nos empezó a dormir rápidamente. Tras beber kava nos explicaron que tocaba comer el lab lab, el cual tiene muy poco de gusto, no sabríamos como describirlo.  Todo esto lo hicimos rodeados de hombres, ya que las mujeres del poblado tienen prohibido beber kava e incluso ver como los hombres lo beben. La gran mayoría de los habitantes hablan bislama y sus lenguas locales, pero encontramos algunos que hablaban inglés. Estuvimos hablando con ellos e incluso nos invitaron a pasar la noche en la comunidad. ¡Si no hubiéramos tenido las noches  reservadas con Daniel, seguro que lo hubiéramos hecho!

Cómo no habría baile, Julius nos aconsejó volver  antes de que anocheciera y así lo hicimos. Al llegar a los bungalows, ya era de noche, aunque tan solo eran las 19h. Continuaba todo tapado, con niebla y volvía a llover intensamente. Nos dimos una ducha fría (no hay agua caliente) rápida y cenámos. No pudimos disfrutar de las vistas del Yasur, únicamente sentíamos su rugir cada 5-10 minutos.








Aqui os mostramos el resultado de la comida:
- el lab lab (a la izquierda)
- el taro (abajo, a la derecha). Su sabor es parecido al boniato al horno, pero menos dulce.



2 comentarios:

  1. Ei! Després del darrer correu que us vam enviar no sabíem que havíeu fet però veiem que finalment, després dels mails que us vam escriure, us vàreu decidir per Vanuatu!

    Quins records que ens porta aquest país... el millor de la nostra volta al món! Disfruteu-lo!

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    1. Bés, en realitat hem acabat anant als dos... Però ens va agradar més Vanuatu.

      La veritat és que vam agrair molt la informació que ens vau enviar ja que ens va donar una idea del què ens trobaríem.

      Vanuatu: senzillament s'hi ha d'anar.

      Gràcies un altre cop nois!!

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