Del 25 al 29 de Junio del 2013
RAPA
NUI (III)
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Los motus situados enfrente de la Isla de Pascua, el Motu Nui y el Motu Iti,
cogen mucha importancia en la época Huri Moai u hombre-pájaro. |
Como dijimos, los polinésicos
vivieron desde el S.IX en la Isla de Pascua o Rapa Nui, y tuvieron dos épocas
culturalmente muy diferenciadas: la etapa Ahu Moai (desde la colonización hasta
el siglo XVII), caracterizada por la construcción de ahu y moais por toda la
isla, y la etapa Huri Moai (del siglo XVII hasta la llegada de los misioneros
católicos en 1864).
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Petroglifo del Tangata Manu o hombre-pájaro, en el volcán Rano Kau. |
En esta segunda etapa o
etapa de Huri Moai, comenzaron a existir conflictos entre los diferentes
linajes que habitaban la isla. Uno de los principales motivos de estas luchas
era la superpoblación que existía y, por tanto, la falta de alimentos para
ellos. Delante de esta situación de confrontaciones y guerras en la isla, los
supervivientes empezaron a creer que su mana
les había abandonado. Esto provocó que la gran mayoría de moais fueran
derribados bien por los propios habitantes del poblado (perdieron la fe) o por
los contrarios para desmoralizarlos. Y poco a poco, fue surgiendo el nuevo
culto al Tangata Manu u hombre-pájaro.
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Casas que se conservan hoy en día en la aldea ceremonial de Orongo. |
Este culto se basaba en
una competición anual con una serie de actividades rituales que culminaban con
la elección del líder (Tangata Manu) de toda la isla durante un año. Los jefes
de cada aldea elegían a su representante o Hopu. Estos competirían entre sí
para obtener el primer huevo del pájaro Matutara, situados en los islotes de
enfrente de la isla llamados Motu Nui y Motu Iti. Esta competición tenía lugar
en la aldea ceremonial de Orongo.
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Como podeis comprobar las casas no eran muy altas.
Aldea ceremonial de Orongo. |
Esta parte de la
historia de Rapa Nui la conocimos visitando el cráter del volcán Rano Kau y la
alcea ceremonial de Orongo. Está a un corto paseo de Hangaroa (1 hora). El
volcán Rano Kau está totalmente cubierto de plantas autóctonas y otras
importadas por los colonizadores. Actualmente no es posible bajar al cráter,
pero la vista es preciosa y se puede caminar todo su perímetro. Justamente
cuando llega arriba del volcán, se puede ver una piedra con petroglifos de
Tangata Manu u hombre-pájaro. A la derecha, a unos metros, se encuentra la
entrada a la entrada de la aldea ceremonial de Orongo. En el primer edificio es
donde piden la entrada al parque. Aquí también puedes leer sobre la historia de
esta etapa. Cuando se sale al exterior se puede caminar entre las casas que
formaban la aldea. Casas bajas, ovaladas y con techos de paja, aunque
actualmente están cubiertas de prado.
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Vistas del cráter del volcán Rano Kau. |
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Los únicos moais tallados en madera que vimos
se encuentran en el Museo Antropológico de Sebastián Englert. |
Aunque conocimos la
historia de la isla de mano de Caco, él también nos aconsejó ir al Museo
Antropológico de Sebastián Englert (1000 CLP). Es un museo principalmente hecho
a base de carteles informativos sobre la historia, con muy pocas piezas
arqueológicas expuestas. Nosotros aconsejamos ir a aquellas personas que
solamente no tengan guía o no conozcan la historia.
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Vistas del terreno volcánico de la isla. |
El último día en la
isla, decidimos caminar por sus valles y
poder disfrutar de las vistas de su terreno volcánico. Caminamos hasta el Ahu
Akivi, donde se encuentran los 7 moais mirando al mar, y cogimos el sendero
hacia el volcán Maunga Tere Vaka. No está muy bien señalizado, pero llegamos
tras 2 horas de subida. Caco nos había aconsejado subir allí porque los días
despejados se puede llegar a ver como las aguas bañan los 3 lados de las isla.
Nosotros no tuvimos mucha suerte, porque justamente cuando llegamos una nube
negra estaba encima nuestro. Y la mejor forma para acabar el día, volvimos a
ver la puesta de sol delante de Tahai.
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Desde el volcán Mangura Tere Vaka se pueden observar los tres lados de la isla bañados por el océano. |
Durante nuestra
estancia, además de disfrutar de la cena diaria con Caco y Michelle, también
conocimos a Felipe. Un madrileño que había dedicado sus días de vacaciones a
conocer algunas islas del Pacífico. La isla es pequeña y nos encontramos casi
cada día con él, y compartímos nuestras experiencias viajeras.
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Nuestro último atardecer en Tahai... |
De esta forma conocimos
la Isla de Pascua y nos despedimos de ella para iniciar nuestra ruta por
Sudamética.
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