28 al 30 de Julio 2013
TRUJILLO Y LA CORDILLERA BLANCA (LAGUNA 69)
Los primeros
días en Perú vinieron caracterizado por las fiestas Patrias, donde celebran la
Independencia del país ¿En qué consistían? Es una pregunta que no tenemos la
respuesta: no vimos ningún desfile, ningún festival, nada en especial… Solo
algunas calles adornadas con guirnaldas, discursos por televisión y tiendas
cerradas. Ah! Y el pasaje (ticket) en autobús más del doble de lo normal.
Seguramente había alguna cosa, pero nosotros no supimos verlo ni donde
informarnos… (Cómo echamos de menos hacer couchsurfing y tener gente que nos
explicara la cultura, qué ocurría,… pero teníamos prisa y pensamos que era
mejor no hacerlo en estas condiciones).
Catedral y Plaza de Armas de Trujillo. |
Nuestro
siguiente destino después de ver Chiclayo y sus alrededores era Trujillo. Es
una ciudad grande donde se puede notar la huella de la colonización en su
arquitectura, sobretodo en su centro antiguo con la Plaza de Armas rodeada por
la Catedral del siglo XVIII y otros edificios notables. También es considerada
una de las ciudades peruanas más inseguras, aunque nosotros no tuvimos ninguna
incidencia.
La Huaca del Sol, al fondo, y las ruinas de la ciudad moche, delante. |
Por la mañana
temprano, cuando llegamos a la ciudad, nos dirigimos a la plaza de Armas donde
se encuentra la oficina de turismo para que nos ayudaran a organizar el día.
Queríamos visitar las famosas ruinas de
la Huacas del Sol y de la Luna situada a 10
kilómetros, y después coger un autobús nocturno hacía la Cordillera
Blanca (la sierra peruana), concretamente a un pueblo llamado Yungay. Así que
con la ayuda de la oficina, preparamos la maratón del día: compramos billete
nocturno para el mismo día y nos explicaron cómo ir a las ruinas.
Dibujos del dios de la Montaña de la cultura Moche. |
Caminamos
hasta una gasolinera, cogimos la combi (furgoneta) de color azul/blanco (1,5
PEN/persona) y llegamos a la Huaca del Sol y la Luna (5PEN/estudiante y
10PEN/adulto). El precio de la entrada incluye la visita con un guía (1 hora de
duración), y realmente es muy interesante. Como las ruinas que visitamos en
Chiclayo, estas son estructuras precolombinas de la cultura Moche o Mochica
(años 200 a 850 d.C). La pirámide de la Huaca del Sol corresponde a un centro
político de esta época, pero no es visitable ya que actualmente sigue en
estudio por los arqueólogos. La Huaca de la Luna fue el templo mayor y
principal del complejo político-ceremonial de la sociedad Moche. Está formado
por 5 plantas superpuestas en forma de pirámide truncada. Las plantas se iban cerrando y construyendo
con el tiempo, de forma que solamente existía una única planta hábil: la
inferior es la más antigua y la superior la más moderna. A pesar de ser
construidos con tochanas de barro y estar muy erosionados con el tiempo, se han
conservado dibujos en todas sus paredes. Estos han permitido conocer parte de
esta cultura: celebraban sacrificios humanos de guerreros, adoraban a dioses de
la naturaleza,… ¡Es increíble que los dibujos se vean tan claros a pesar del
tiempo!
Relieves en las paredes de la cara norte de la Huaca de la Luna. |
Al acabar de
visitarlas, fuimos al centro de la ciudad y caminamos por sus calles hasta que
se hizo la hora de coger el autobús hacía Yungay (50 PEN/persona, 12 horas). El
viaje fue tranquilo con sus curvas, carreteras sin asfaltar… ah, y un retraso
de 3 horas por un corrimiento de tierra que bloqueó la carretera.
Por la mañana
despertamos en Yungay. En menos de 12 horas pasamos de nivel del mar a 2458
metros de altura, y eso lo notamos nada más bajar del autobús. Cómo era ya
tarde, decidimos tomar este día para habituarnos a la altura y de tranquilidad.
Uno de los relieves de la pared norte de la Huaca de la Luna. |
Yungay es un pueblo muy pequeño, poco turístico y
situado muy cerca de la Cordillera Blanca, conocida por sus hermosos paisajes y
por poseer montañas muy elevadas, codiciadas por los alpinistas más atrevidos.
Este pueblo tiene una historia triste: el 30 de mayo de 1970, tras un
terremoto, se desprendió parte de la nieve del monte Huascarán en forma de alud
enterrando toda la población; únicamente sobrevivieron algún habitante que pudo
refugiarse en lo alto del cementerio.
La montaña Huascarán, al fondo, con la réplica de la catedral. Campo Santo de Yungay. |
Después de
encontrar un alojamiento muy muy básico (Hostal Blanco, habitación doble con
baño, pero agua fría 20 PEN), decidimos caminar entre los locales por el
mercado del pueblo. Muchos de ellos nos aconsejaron ir a visitar el CampoSanto,
que corresponde al lugar donde se encontraba el antiguo pueblo antes del alud.
Se tiene que pagar una entrada de 2 PEN, pero un señor nos explicó como ir sin
pasar por la entrada oficial. Las vistas del valle son hermosas, con el monte
Huascarán nevado al fondo y la reproducción de la fachada de la antigua
iglesia. Es complicado y estremecedor imaginarse lo que ocurrió… Únicamente
queda como restos un trozo de pared de la iglesia y cuatro hierros de un
autobús que pasaba por allí.
El resto de la
tarde lo pasamos hablando y comiendo con unos profesores de allí, que nos
invitaron a su bodega amablemente. ¡Qué forma tan diferente de ver las cosas…!
Nos fuimos a
dormir temprano ya que al día siguiente queríamos subir a la Laguna 69, pero
tuvimos la visita de un ratoncito en la habitación y realmente no pudimos
dormir mucho. La ruta sería: Yungay a Cebollapampa en combi, y luego 3 horas de
caminata hasta la Laguna 69.
Picos de la montaña Huascarán. Paisaje camino a la Laguna 69. |
Laguna Llanganuco. |
Nos levantamos
temprano para coger el primer combi (furgoneta), que supuestamente sale a las 6a.m,
dirección Vaquería (15 PEN/persona). Pero como no había personas decidieron que
saldrían sobre las 7.30 am. Así que con frío esperamos a que llegara gente…
Finalmente aparecieron una pareja de turistas, Min (Corea del Sur) y Chris
(Australia), y cogimos juntos un taxi hasta Cebollapampa por el mismo precio
que el colectivo (total 60 PEN/trayecto). Sólo hay 27 km, pero como la
carretera es sin asfaltar, tardamos casi 1 hora… Antes de llegar a Cebollapampa
(es un cámping), pasamos por la laguna Llanganuco, que es visitada por muchos
turistas.
Laguna que se encuentra tras la primera subida. Camino a la Laguna 69. |
Nos
encontrábamos a 3850 metros de altura y queríamos ascender hasta 4600 m, donde
se encuentra la Laguna 69. Solamente es un sendero de 5 km, pero tardamos 3
horas en realizarlos. En resumen el recorrido sería: un tramo plano, después
una subida ligera, se pasa una cima encontrando una pequeña laguna, se pasa a
otro valle y finalmente se asciende por un sendero empinado que te lleva a la
impresionante laguna 69. Por suerte el paisaje es espectacular y hace que la caminata
sea amena. Se ven prados, cascadas, montañas nevadas,… y finalmente el nevado
Chacraraju y el agua turquesa de la laguna 69 a sus pies. No hay palabras para
expresar lo que se siente en medio de esa naturaleza, pero es ¡increible! Para
la subida tomamos, por primera vez, caramelos de coca que nos dieron Min y
Crhis, y creemos que nos ayudó a que fuera más leve… No sabríamos decir cómo,
pero no sentimos tanta dificultad para respirar y nuestro corazón no se puso a
cien por hora con el esfuerzo.
Aguas cristalinas de la Laguna 69. |
Tras comer con
ese paisaje, comenzamos el descenso. Sin darnos cuenta, en menos de dos horas
nos encontrábamos en la carretera. El mismo taxista estaba allí esperando y nos
bajó hasta Yungay por el mismo precio.
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