sábado, 9 de febrero de 2013

INDONESIA: TANA TORAJA (IV)


22 al 28 de Diciembre 2012           TANA TORAJA (IV)

CEREMONIAS FUNERARIAS EN TORAJA(II)
Estancia donde se encuentra la familia directa y el ataúd con el fallecido.
Ceremonia funeraria, en Kambira.

El último día en Toraja disfrutamos de lleno de una de la parte cultural más destacada de la etnia toraja: la ceremonia funeraria. A pesar de que esta población es mayoritariamente cristiana, debido a la influencia de los misioneros holandeses, ellos continúan conservando una posición  ante la muerte muy diferente. La muerte para ellos no es una experiencia traumática como sucede en gran parte del mundo occidental. Hablan abiertamente  y la muerte es un hecho muy presente durante su vida, ya que gran parte de ella se la pasan ahorrando el dinero necesario para poder realizar una gran ceremonia y enviar a los muertos al más allá como es debido. La ausencia de estos ritos funerarios traería infortunios y desgracias a la familia por parte del alma del difunto.

Chicas vestidas con el traje tradicional Toraja.
Ceremonia funeraria, en Kambira.
La muerte de un familiar se “celebra” desde el primer momento. Cuando alguien fallece, es llevado en ambulancia con las sirenas, seguido de un séquito de moto con pitadas incluidas, a su casa. Allí permanecerá como uno más, hasta que se pueda celebrar la ceremonia de funeral. Esto significa que se le tratará como una persona en vida, es decir, cada día se le saludará, se le hablará, se le llevará comida y se le aseará; incluso si su congénere está vivo y compartían cama previamente, dormirá con él por las noches. Esta situación puede durar meses o incluso años. Por suerte, hoy en día se conocen muchas técnicas para conservar el cuerpo embalsamado en “buenas condiciones”…  Hay excepciones como en todo, y las familias de casta alta o con más de 12 búfalos en posesión (allí poseer búfalos es sinónimo de riqueza) pueden conservar el cuerpo fuera de la casa.

Chicos vestidos con el traje tradicional Toraja.
Ceremonia funeraria, en Kambira.
Las ceremonias funerarias reúnen a toda la familia y dura varios días dependiendo de la casta. Generalmente se preparan unas estancias debajo de los graneros y alrededor de la casa principal (tongkonan). Se sacrifican a búfalos y cerdos, y hay comida y bebida para todos los que lleguen a la fiesta. En un principio, la intrusión de un turista a esta ceremonia, no se considera una ofensa sino todo lo contrario. Eso sí, pensamos que hay que recalcar que se tiene que hacer con todo el respeto.  


Músicos que precedían a la bienvenida de los familiares.
Ceremonia funeraria, en Kambira.
El primer día se da la bienvenida a los familiares e invitados, que pueden ser cientos, en cuánto van llegando. La familia más cercana del fallecido es quien se encarga de todo. Hacen pasar los grupos familiares a una estancia especial, donde se separan hombres de mujeres y se les ofrece tabaco (sólo a los hombres), té o café y pastas. Posteriormente se les hace salir y se les indica su estancia para el resto de la ceremonia. Los familiares e invitados generalmente traen cerdos para regalar y compartir. Para abrir la ceremonia se puede sacrificar uno o dos búfalos y muchos cerdos, tantos como haga falta para alimentar a todo el mundo. La carne de ellos será cocinada para comer. Si la familia es de casta alta, cómo el funeral que vimos el día 26, habrá “espectáculo” de lucha de búfalos el día anterior.
También dentro del primer día, se saca el cuerpo del fallecido con el ataúd, por las calles, haciendo un pequeño recorrido. Le sigue un séquito de familiares e invitados que celebran su marcha al más allá con  gritos de alegría.

En el segundo día y los posteriores es en los que se producen los sacrificios de búfalos en masa (pueden ser hasta más de 100 en una semana, en función de la casta. ). La razón de estos sacrificios es que el alma del difunto tiene que ir acompañada de animales al más allá.

Por último, el cuerpo es sepultado en tumbas excavadas en la roca o tumbas colgadas en cuevas (similares a las que colgamos en otros apartados de Tana Toraja).

Tau tau, Tampagallo.
Nuestro último día en Toraja fue intenso. Queríamos ver el máximo posible, por la tarde asistiríamos al primer día de funeral, y por la mañana queríamos disfrutar por última vez de los paisajes de campos de arroz perdidos entre las montañas. Cogimos la moto y nos dirigimos hacia las montañas, dirección Tampagallo y Kambira.

Tampagallo destaca por tener las tumbas y tau tau de los jefes de Sangalla, descendientes de un ser divino. Se cree que esta familia fue quién introdujo el sistema de castas, los ritos funerarios y el sistema agrícola en las tierras Toraja. Para nosotros lo más destacado fue descubrir la gran roca que hay situada en medio de la nada, donde se encuentra colgadas las tumbas, con un balcón repleto de tau tau. Hay unas escaleras (en no muy buenas condiciones) que suben por la roca; Marc subió hasta el final y no valió la pena, ya que no llevan a nada aparentemente y no se puede disfrutar de las vistas porque los árboles no lo permiten.

Si os fijáis bien en la foto, se ven puertas en el tronco....
Árbol con las tumbas de los bebés, en Kambira.
Después nos dirigimos a Kambira, donde se encuentra un árbol con tumbas en su interior de bebés fallecidos (entrada 10000 IDR/persona). No es nada especial, únicamente se ve el tronco del árbol con puertecitas donde se suponen que están las tumbas…

¡La suerte fue encontrar enfrente mismo una ceremonia funeraria! Después de estar allí toda una semana podríamos ver 2 ceremonias diferentes, aunque no completas… Tímidamente nos acercamos a las estancias situadas en los graneros, y vimos que enfrente de la tribuna donde estaba la familia y el ataúd con el fallecido se habían sacrificado 2 búfalos. Todo el suelo estaba lleno de sangre, había un olor especial de sangre con tierra (que a Raquel hizo que se le revolviera un poco el estómago). A un lado, unos hombres se encargaban de cortar y preparar la carne del búfalo para cocinarla a un lado, y en el centro de la plaza sólo quedaba las cabezas y la piel.




Sacrificio de búfalos. Ceremonia funeraria, en Kambira.
No grabamos ni fotografiamos nada más.
Esperamos tímidamente a un lado. No paraban de llegar camiones llenos de gente y cargados con cerdos. Comenzaron a sonar tambores, flautas y otros instrumentos. Salió un hombre vestido de  forma especial, recordándonos a los brujos de las tribus que salen en las películas. Y sin saberlo, vimos el primer día de la ceremonia de un funeral: la bienvenida a los familiares. Un hombre de uno de los grupos de familiares que iban desfilando delante nuestro, nos invitó a formar parte de su séquito y a vivir en primera persona la ceremonia. Fue una situación extraña, sentarnos entre ellos (y ¡separados! Hombres de mujeres) y sentir cómo nos acogían, nos ofrecían su mejor sonrisa, incluso sus abrazos, e intentaban hacernos sentir uno más. ¡Fue una experiencia única! Después el señor nos explicó parte de la ceremonia y su significado. Aunque nos dijo que era guía (y por eso hablaba inglés...) no mostró intenciones de negocios con nosotros. Nos invitó a quedarnos a comer con ellos y seguir viendo la celebración desde su estancia, pero muy a nuestro pesar tuvimos que despedirnos. Era nuestro último día, y queríamos ver también lo que se realizaba en el otro funeral. ¿Por qué no habíamos podido encontrar esto días antes?

En la estancia de la bienvenida, con la familia local que nos invitó a participar.
Ceremonia funeraria, en Kambira.

Cogimos de nuevo la moto y marchamos hacia Makale, al funeral que habíamos empezado a ver el día previo. Aquí pudimos ver cómo sacaban coreando el ataúd del difunto y le hacían un paseo por las calles de los alrededores. Este funeral pertenecía a una familia de casta alta, y eso se notaba en todos los aspectos: las miles de personas que estaban allí, las más de 100 estancias preparadas para los familiares, la lucha de búfalos… Y el paseo del difunto tampoco fue una excepción. Delante del todo iban los niños con una bandera y la foto de la difunta, seguidos de cerca de hombres con banderas y los búfalos que habían participado en la lucha el día previo. Después venían las mujeres de la familia que llevaban una gran cinta roja que se unía con el ataúd que llevaban los hombres. Corrían, gritaban y rían, como en toda buena celebración.

Los búfalos también participan con sus mejores galas...
Ceremonia funeraria, en Makale.
Después vimos por primera vez el sacrificio de un búfalo. No sabemos cuántos sacrificarían, seguramente muchos porque pertenecían a una casta rica, pero nuestra sensibilidad no nos permitió ver más… Ataron un búfalo por las patas a un palo en un trozo de tierra. La gente se acercó para ver mejor el momento. Un hombre se acercó, le levantó el cuello y se lo cortó. No sabemos cuánto tiempo tardó en morir, aparentemente poco, unos 5 minutos, aunque necesitó un segundo corte para ello. Niños, hombres y mujeres miraban la escena, Raquel desvió la mirada… no podía seguir mirando.

Se nos quedó una sensación extraña en el cuerpo, no sabríamos describirla, me imagino que no estamos preparados mentalmente para ver la muerte, ya sea de una persona como la de un animal, y eso no nos deja indiferentes (aunque en nuestro trabajo vivimos a diario con ella). Decidimos que ya teníamos suficiente y además el cielo amenazaba nuevamente con diluviar, por lo que cogimos la moto y marchamos a pasar nuestras últimas horas en la tierra de Toraja con la familia de Axl.



Pasamos nuestras últimas horas jugando con Chelsea y todos sus primos. Cenamos en familia, y tras agradecerle como se habían portado con nosotros, cogimos el autobús nocturno (120000 IDR,¡¡súper lujo, vale la pena pagar las 20000 IDR de más que vale!!).

Foto con toda la familia de Axl.


Por la mañana llegamos a Makassar, después de haber descansado en el autobús. Era el último día en Indonesia y lo pasamos con Yulond, la couchsurfing que nos dió la bienvenida a Sulawesi. Quedamos en una parada del autobús, y tan sólo llegar, Marc pensó verla en moto y hacernos una señal. Un chico con una moto se nos acercó, y pensando que sería un amigo, Raquel se subió tranquilamente. Pero todo había sido un error: ni Marc había visto realmente a Yulond, ni Raquel iba en la moto de un amigo…
Cuando Marc se fue a buscar a Yulond, no estaba… “¡Qué raro!” pensó. Pero cuando vió a Yulond con su sobrina fue cuando realmente se dio cuenta que nos habíamos equivocado. “¿Dónde está Raquel?” se preguntaron los tres.
"Todoterreno de caracol, gamma alta"
Caracol que nos encontramos en la entrada de casa de Axl
Raquel iba tan tranquila en la moto, pero a los pocos minutos cuando vio que ni Marc ni Yulond la seguían, empezó a pensar que algo no iba bien… El chico de la moto se giró y preguntó algo en indonesio, pero Raquel no entendió nada de nada. “¿Dónde demonios me lleva?” fue lo único que pensó. Así que le hizo señales al chico para que diera la vuelta y la volviera a llevar donde le había recogido. A los pocos minutos nos cruzamos con Yulond… “¿Qué estaba pasando?”
Tras hablar Yulond con el chico se entendió todo: el chico de la moto es un taximoto (ojek) y cuando Marc hizo un gesto con la mano pensó que queríamos sus servicios. “Primero llevaría a uno y luego a otro”, pensó. Pero cuando preguntó algo a Raquel y ella le empezó a hacer gestos se dio cuenta que algo no iba bien.
Después de arreglar el embrollo, estuvimos toda la mañana con Yulond desayunando, hablando y comiendo.

A mediodía, cogimos un taxi, ¡el primer taxi del viaje!, y por tranquilidad de Yulond!! Y marchamos al aeropuerto. El resto del día fue volar: Makassar-Yakarta-Kuala Lumpur. Nos despedíamos de Indonesia, aunque estamos seguros que algún día volveremos porque nos hemos quedado con ganas de más.

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