Recorrido realizado por la garganta (unos 32 km en cada sentido).
Nos levantamos temprano en
Sangri-la para coger el primer autobús
dirección Lijiang. Cómo desconociamos si existe algún autobús que llevara a la
estación, y hablar con los recepcionistas del hostel era imposible (no se
enteraban de nada), decidimos ir andando cargando nuestro “ligero” equipaje.
Por suerte sólo fueron 30 minutos a pie, y no nos perdimos en ningún momento.
Cogimos el autobús dirección Lijiang (30 CNY/pers), pero nosotros nos
quedaríamos a mitad camino, en Quiaotou, para realizar un trekking por la
Garganta del Salto del Tigre. Durante el trayecto hablamos con los únicos
occidentales que había en el bus, son dos franceses de más edad que nosotros (alrededor
de los 50 años) que también viajan por libre, y se dirigían donde nosotros.
Tras 2 horas de trayecto llegamos a
Quiaotou, y los 4 nos dirigimos a buscar alojamiento. Elegimos Jane’s Guesthouse, que se encuentra
tras pasar la taquilla de entrada. Si,
aquí en China es habitual pagar para poder disfrutar de la naturaleza o de
lugares con carisma como pequeños pueblos rurales. Por desgracia, el dinero
generalmente va a parar al gobierno y no se destina a ninguna mejora local;
además los chinos, en general, son “cochinos” y no tienen consciencia de
mantener limpio nada, en cuanto pueden tiran papeles, bolsas, o incluso pañales
en medio del bosque o la calle. La entrada nos costó 65 CNY/persona.
Ruta de la garganta, con la niebla de compañía.
Cómo hemos dicho antes, nos
alojamos en Jane’s guesthouse ya que nuestra guía de viaje lo aconsejaba, por
los consejos que te pueden dar para hacer el trekking y porque te guardan el
equipaje. La primera noche cogimos dormitorio (25CNY/persona), es una habitación
con 6 camas bastante grandes y la compartimos con los francesos y dos chinos. Las
otras dos noches que estuvimos cogimos habitación doble sin baño (60 CNY).
El lavabo compartido deja mucho que desear: el water es una letrina
(aunque esto es normal en china, a su poblacion no les gusta el water porque
piensan que es higiénico); la ducha es
una habitación grande, pero no va el agua caliente y la arcachofa estaba rota
con lo que era un poco dificil usarla; y el lavamanos el segundo día se rompió y no
lo arreglaron. No os preguntéis porque nos quedamos 3 noches,.. porque no
tenemos respuesta. También dispone de restaurante, los precios de los platos
son asequibles(15-20 CNY/plato) y están buenos. Lo que más nos llamó la
atención es que el negocio es llevado entre dos chicas jóvenes, ellas hacen
todo: la comida, te sirven, arreglan las habitaciones, etc y te resuelven las
dudas sobre los posibles recorridos por la garganta.
Llegamos al mediodía, y tras
acomodarnos, decidimos los franceses y nosotros quedarnos allí a comer y
preguntar las dudas del recorrido. ¡Suerte que decidimos eso, porque a los 10
minutos se puso a llover durante 2 horas seguidas!
Cuando paró la lluvia,
aprovechamos para caminar un rato por el pueblo y perdernos por sus calles. La
gente se nos quedaba mirando, y es porque aunque hay bastante turismo en esta
zona, generalmente es chino y no de occidentales. Intentamos comprar algo de
alimentos para el día siguiente, ya que nos esperaban 9 horas andando, pero
resultó un poco complicado... no encontrabamos nada para llevarnos y que nos
gustara, y ¡aquí no saben lo que son los bocadillos! Finalmente terminamos
comprando unas tortas de maiz, una especie de barra de mortadela, plátanos y agua. El resto del día lo tomamos de relax: hablar
por skipe con la familia, preparar la mochila para el día siguiente, y hablar
con los franceses. Ah! También hicimos nuevos “amiguitos”, había dos gatitos
pequeños que se pasaron el día encima de nosotros.
Ruta de la garganta. ¡¡Empapados por la lluvía!!
Ruta de la garganta.
Vistas desde la garganta.
Nos levantamos temprano la mañana
siguiente, desayunamos un poco de fruta y a pesar de que no hacía muy buen
tiempo (estaba nublado, chispeando y con niebla), decidimos ponernos el
impermeable y comenzar el trekking. Las primeras 1,5 horas fueron de subida suave
y casi dejó de llover, pero las nubes seguían muy bajas y no nos dejaban
disfrutar del paisaje. Después, venía el
tramo llamado 28 curvas, que es una subida más fuerte y además se nos
puso a llover más; mentiríamos si dijéramos que es fácil, pero nos resultó más
sencilla de lo que esperábamos. A pesar de esto, nuestra alegría se quedó en esto, porque las vistas
eran nulas con la niebla, y no pudimos relajarnos con el paisaje. Continuamos
con cuidado, porque la lluvia y la niebla hacían más complicado el recorrido,
aunque a veces parecía que el tiempo nos quería dar algún descanso y nos
permitía ver alguna cascada entre las nubes. Tras 5 horas de trekking bajo la
lluvia, llegamos a Half Way Guesthouse y decidimos para allí para refugiarnos
del tiempo y comer algo. Pensamos en hacer noche allí, pero cuando preguntamos
por si había sitio, nos dijeron que sólo les quedaba dormitorio, ya que un gran
grupo tenía reservado el resto del hostel. En ese momento, vimos entrar el grupo, que eran
coreanos, y hacían muchisimo escándalo. Tras pensarlo bien, y que la
recepcionista nos dijera que hasta el Walnut Garden Guesthouse (que era nuestro
objetivo inicial) sólo quedaban 2 horas de recorrido “fácil” decidimos marchar.
Wallnut Garden Guesthouse.
Nuestra cena merecida después de un largo día.
Continuaba lloviendo. El siguiente tramo es muy bonito, es totalmente plano y
tienes unas vistas preciosas, pero se tiene que ir con cuidado porque sólo hay
unos 50 cm de ancho para caminar y después hay un precipio, con caida libre;
también se puede ver una cascada. Luego
viene un descenso hasta llegar a un prado. Aquí vimos una señal que indicaba
que Walnut Garden estaba a 2 horas de trayecto, nosotros no le queríamos hacer
mucho caso, porque ya llevabamos una hora caminando, pero la verdad es que esta
Guesthouse está a unas 3 horas de Half Way. Tuvimos que atravesar un puente de
madera, y tuvimos un ascenso fuerte; creo que maldecimos más de una vez a la
recepcionista...(“solo son 2 horas, camino fácil”). Por suerte, llegamos a
Walnut Garden antes de que se marchara el sol, tras 9 horas de trekking, y
totalmente mojados:¡nosotros, las botas y la mochila entera! Los dueños de esta
guesthouse no hablaban nada inglés, pero con la mímica nos entendimos. Nos
dieron la bienvenida con té caliente y pipas. Sacamos toda la ropa para que se
secara, pero con la niebla y la lluvia era imposible. Muertos de frío entramos
en la cocina donde nos calentamos y secamos la ropa en el fuego. Nos hicieron
dos platos de comida gigantes. Y iluminados con velas y linternas, decidimos
que tocaba descansar y nos fuimos a dormir pensando que el día siguiente sería
mejor.
Wallnut Garden G.H
Entrando en calor y secando la ropa.
A las 8h de la mañana siguiente
nos levantamos creyendo que el sol nos daba los buenos días, pero al abrir la
puerta de la habitación nos dimos cuenta que la niebla estaba allí aún.
Desayunamos unas tortas del día previo, y decidimos empezar la vuelta lo más
pronto posible. La lluvia y la niebla nos acompañaron a ratos, pero también
dejaron salir al sol y pudimos disfrutar de las vistas, hacer alguna fotografía
y oír el canto de las cigarras. La vuelta se nos hizo corta al principio, pero
los últimos kilómetros se hicieron eternos por dos motivos: la multitud de
turistas que encontramos en el tramo de las 28 curvas subiendo a caballo y el
barrizal que se había formado en esta
zona, que hacía casi imposible descender y nos llegó hasta los tobillos.
Estado de las botas al acabar el trekking (son marrones en realidad)
Tras perdernos en el último tramo
varias veces, llegamos a Jane’s Guesthouse de nuevo. Estábamos muertos y llenos
de barro, parecía que veniamos de la guerra. Lo primero que hicimos fue
ducharnos y lavar los pantalones y botas para que nos se estropearan. Nos
tomamos nuestra merecida cena y dormimos plácidamente. Aquí os dejamos una muestra del canto de las cigarras:
Nuestro tercer día en Quiatou fue
tranquilo y hizo buen tiempo. Decidimos ir a ver los rápidos del río Jinsha
desde una plataforma. Se puede ir en una furgoneta (100 CNY ida y vuelta) o
andando. Como sólo eran 9 km, decidimos ir caminando por la carretera. Es
increible la cantidad de gente que llegamos a encontrar allí, la plataforma
estaba inundada de autobuses, furgonetas y coches con cientos de orientales. Es
impresionante ver con que fuerza pasa el río por esta zona, parece que cómo si
el agua explotara y se alzara.
Estuvimos toda la mañana para ver
esto, pero mereció la pena. Decidimos comer algo en Jane’s, e intentar
programar un poco qué hacer los días que nos quedaban en China. Las opciones
eran terminar de ver la provincia de Yunnan e ir la porviencia de Sichuan y
desde allí volver a Hong Kong en avión; o ver sólo la provincia de Yunnan más
tranquilamente. Tras mirar vuelos y hacer cálculos de días, nos dimos cuenta
que no nos daba tiempo de ir a Sichuan y además sería muy caro, así que
decidimos continuar disfrutando de las zonas de Yunnan y ahorrar un poco de
dinero volviendo hacia Hong Kong en tren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario