19 al 21 de julio 2012 JORDANIA: AMMAN
Como empieza a
ser costumbre, nos levantamos temprano para intentar aprovechar las horas de
menos calor por la mañana. Cogimos un taxi hasta la Estación del Sud de Irbid
(1,12 JOD), donde subimos al autobús que nos llevaría a Ammán (1,3 JOD
pers). Ammán tiene unas 5 estaciones. Llegamos
a la estación de Tabarbour. Intentamos coger un autobús para ir al centro y
buscar alojamiento. Esto puede ser muy caro si no vas con cuidado. Como siempre
intentan que cojas un taxi diciéndote que no hay autobuses, o haciendo que no
te entienden; y además no quieren poner el taxímetro, sino que te dicen un
precio fijo, que en un principio no te puede parecer muy caro, pero si lo
comparas con lo que realmente vale, sí que lo es. Así que consejo, si coges un
taxi que sea siempre con taxímetro. También existen los taxis colectivos, pero
aquí fue donde realmente nos quisieron engañar, ya que nos pidieron unos 3 JOD/pers., cuando en realidad
vale unos 0,5JOD. Tras ponernos cabezones y no querer pagar eso, un conductor
nos dijo que montáramos en su autobús
dejándonos cerca del centro de Amman, sin cobrarnos el trayecto. Tras
orientarnos, decidimos ir en busca de uno de los hostales que nos aconseja
nuestra guía (Lonely planet, Hotel Farah). Es un hostel, con habitaciones
compartidas o privadas, y a excepción de la habitación compartida más
económica, el resto son amplias, de 6 personas, y con aire acondicionado y una
ventana para airear. Tiene un hall en la primera planta con mesas para comer, y
varios sofás y también aire acondicionado, donde la gente se reúne sobre todo
por la tarde y puedes conversar con otros viajeros. Esta limpio. Y el precio
incluye el desayuno (7JOD/pers en habitación compartida).
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Mezquita del rey Abdalá |
La habitación la
compartimos con un chico de Texas, Estados Unidos, que se llama Greg, y con
otra chica de Corea del Sur, que no recordamos el nombre.
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Mezquita de Abu Darwish |
Hicimos amistad con
Greg, y ese mismo día fuimos juntos a visitar las mezquitas: Mezquita del rey
Abdalá y la Mezquita de Abu Darwish.
Para visitar esta última, es aconsejable coger un taxi, porque está encima de
una de las colinas, habiendo que subir por unas calles muy empinadas. Así que
decidimos parar uno de los miles de taxis que transitan por las calles de
Amman, encontrándonos con el problema de
que todos estaban ocupados (es posible que fuera hora punta). Mientras
esperábamos poder coger uno, un coche se paró
y el acompañante (señor que vestía con túnica blanca y con un pañuelo
jordano en la cabeza) nos preguntó que qué queríamos, se lo explicamos y nos
ofreció comida amablemente (aunque no aceptaba un no cómo respuesta). La verdad es que no sabemos cómo ocurrió,
pero después nos dijo que nos llevaban ellos. Durante el trayecto en coche, nos
volvieron a ofrecer comida y bebida a los tres (incluso paró para comprar
bebidas) e intentamos hablar, no fue tarea fácil entendernos ya que sólo hablaba
árabe… pero nos reímos mucho todos juntos. Tras subir la empinada colina, nos
dejaron allí, ofreciéndose a esperarse para bajarnos, pero nos pareció demasiado y les dimos las gracias
despidiéndonos cordialmente. Esta mezquita no la pudimos ver por dentro, pero
por fuera se caracteriza por estar construida con piedras blancas y negras, y
además ofrece una vista de toda la ciudad.
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Ammán. Teatro romano. |
Tras bajar la
colina, nos dirigimos al Teatro Romano. Está situado en la emblemática plaza
Hashemite, actualmente está en obras. Unos metros antes, se encuentra una
pequeña plaza con tiendas de bebidas y tenderetes que venden artículos
diversos, entre los cuales están billetes antiguos de Jordania y de otros países.
Siendo este unos de los hobbies de Marc, nos paramos a mirar y tocar, y cómo no,
a comprar algunos ejemplares para su colección. Posteriormente, entramos al
Teatro Romano (1JOD/pers), una de las
pocas reliquias muy bien conservada en Amman, y de grandes dimensiones. Subir
hasta la última fila y poder disfrutar de sus vistas y su altura, te hace
sentir pequeño en un instante. Tras descansar y volver en el tiempo, visitamos
el museo adjunto donde exponen mosaicos
y vestimenta de época.
Sin darnos cuenta
pasó el día, se hizo de noche (sobre las 19h), y decidimos ir hacia al hotel a
descansar un rato y hacernos amigos de unos lindos gatitos. Luego salimos por
las calles cercanas al hotel, y cenamos en un bar con mesas en la calle.
Tomamos falafel y un hummus por tan solo unos 4 JOD.
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Castillos del desierto: Qars Kharana |
Al día siguiente,
intentamos realizar la excursión a los Castillos del Desierto desde nuestro
hotel, pero cómo no éramos 4 personas no pudo ser, ya que es número mínimo de
personas. Decidimos ir a coger un bus en dirección Madaba pero de camino a la
estación entramos a preguntar a otro hotel (Palace hotel) y nos dijeron que
podíamos hacerlo sólo 3 personas por 17 JOD por persona. Así que volvimos
corriendo al Farah hotel en busca de Greg por si aun quería hacerla. Nos dijo
que sí, así que fuimos a contratarla y esperar a nuestro conductor.
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Castillos del desierto: Qusayr Amra. |
Lo interesante de
la excursión no son tanto los castillos, que lo son, sino por lo inhóspito del
lugar ya que efectivamente están en mitad del desierto, de la nada. ¿Qué protegían?
Por lo que entendimos aún hoy es un misterio.
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Castillos del deserto: Qasr Al-Azraq. |
La sorpresa nos
la llevamos cuando después de visitar 3 castillos el conductor (que no hablaba
nada de inglés) nos devolvió al hotel (el trato eran 5 castillos). Fuimos a
quejarnos a la recepción del Palace hotel y nos dijeron que el conductor les
dijo que era viernes (festivo para musulmanes) y primer día de Ramadán (mes de
abstinencia) con lo que él consideraba 3 castillos suficientes. Lo entendimos y
les dijimos que nos devolvieran parte del dinero o llamaran a otro para acabar
la excursión. El chico de la recepción llamó a su jefe (suponemos el
propietario) y este le dijo que nos devolvieran 10 JOD para los 3. Eso son 3,3
JOD por persona habiendo visto sólo algo más de la mitad (3 de 5) y habiendo
pagado 17. Le dijimos que no estábamos de
acuerdo y que queríamos más dinero. Nos dijo que no era culpa suya, que
era del conductor, y que no podían hacer más. Les explicamos que de quien
seguro no era la culpa era nuestra, que nosotros les habíamos pagado a ellos
por un servicio que no habían prestado correctamente y nos devolvían una
cantidad ridícula. Después de mucho discutir con el jefe, sólo conseguimos que
nos dieran 12 JOD para los tres. Desde aquí queremos advertir a otros viajeros
sobre este hotel, que no cumple lo pactado y que es poco formal, ya que el
responsable ni se presentó y lo único que dijo era que nos ofrecía un descuento
(forzoso para nosotros en este caso). Por lo tanto, Palace hotel de Amman para
nosotros está totalmente desaconsejado. Además, cómo hemos dicho antes el
conductor es un taxista que no sabe hablar inglés, con lo que nadie te explica
nada.
Tras esta mala
experiencia, y viendo que todo estaba cerrado por ser viernes, decidimos
comprar algo en puestos callejeros (falafel y una especie de pizza), con un
postre de hojaldre con miel y queso por dentro, y marchamos a nuestro hotel
para disfrutar de la comida, y así respetar a los musulmanes.
Este día poca
cosa hicimos más, aprovechamos para descansar, principalmente. A partir de las
19h, que es cuando se levanta el ayuno, salimos a la calle, y la ciudad había
cambiado: todos los restaurantes estaban llenos, había muchas personas
caminando por la calle, sobretodo por los puestos de comida. Como habíamos comido tarde, esa noche
nos acercamos al mercado de la fruta, y decidimos sólo cenar un melón.
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Vistas del teatro romano. |
El último día en
Ammán también fue de relax. En un principio teníamos pensado ir a Madaba, para
ver la Iglesia de San Jorge y el mosaico que posee (mapa de Palestina más
antiguo que se conoce), y al Monte Nebo que muestra vistas hacia la Tierra
Prometida (Galaad, Judea, Jericó y el Néguev). Pero cambiamos de idea, ya que
unos chicos nos comentaron que habían ido el día previo y la Iglesia no les
agradó demasiado y el Monte Nebo está cerrado por obras. Así que con pocas
opciones, decidimos quedarnos el día caminando por las calles de Ammán. Fuimos
a ver la ciudadela, que está en el punto más alto de la primera colina. Nos
desilusionó un poco ya que en comparación con Jerash, los restos son pocos,
destacando únicamente el palacio omeya que fotografiamos desde fuera. También
conseguimos fotos de vistas del Teatro desde aquí. Recorrimos las calles de los
zocos del centro donde abundan las tiendas de recuerdos, ropas, … y también
encontramos unos locales que hacían zumos variados y te los ponían en bolsas
para llevártelos. Aquí probamos el zumo de caña de azúcar (que desconocíamos
que existía) y al menos a Marc le gustó bastante.
A partir de las
19h, fuimos a cenar al mismo bar del primer día, donde pudimos volver a
disfrutar de nuestra última cena con falafel, hummus y té.
Después decidimos marchar con tranquilidad hacia el
hotel, recoger la maleta e ir a coger el bus para el aeropuerto. Un amable
taxista nos llevó hasta la parada del autobús por 2JOD. Allí Cogimos el autobús
(3 JOD/pers) y pasamos la noche en el avión dirección Hong Kong.
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