domingo, 6 de octubre de 2013

BOLIVIA: SALAR DE UYUNI (II)

Del 17 y 18 de Agosto 2013


SALAR DE UYUNI (II)

La excursión al Salar de Uyuni te muestra más cosas: desierto, lagos y naturaleza.
¡No os lo perdáis!
Salar de Chiguana.

En los pocos poblados que pasamos había llamas.

El segundo día lo empezamos, teóricamente, viendo el amanecer sobre el salar de Uyuni desde el hotel. A la práctica fui la única que vio todo, el resto del grupo, incluido Marc, vinieron en el último momento cuando el sol ya estaba saliendo. La excursión continuaba pero nos despedimos del salar, los siguientes días veríamos lagos y más lagos salados situados en el desierto que separa Bolivia de Chile.


Seguimos la ruta en 4x4 dirección el Salar Chiguana. Antes de llegar a él pasamos por un tranquilísimo pueblo llamado San Juan, situado en medio de la nada. El Salar Chiguana es mucho más pequeño y casi inexplotado. Para entrar en él hay que pasar por un control militar, ya que hay una base militar allí al lado. Nuestro guía nos explicó que principalmente en este salar se extraen carbonatos, o también llamado bórax, y se exporta a Chile.

Mirador, con el volcán Ollagüe de fondo.
Seguimos nuestra ruta hacia el sur pasando por las cercanías del volcán Ollagüe. Es un volcán inactivo y su principal atractivo es el paisaje que lo rodea. Paramos en un supuesto mirador, donde pudimos caminar y escalar por una zona rocosa muy peculiar.

Nuestros siguientes puntos eran dos lagunas donde podríamos contemplar varias especies de flamencos. Al mediodía llegábamos a la Laguna Cañapa. Sal, desierto, montañas y los rosados flamencos eran reflejados en sus aguas. No sé cuántas fotos llegamos a hacer, pero muchísimas. Si no hubiera sido por los otros grupos que llegaron después, hubiéramos podido disfrutar de esos momentos mágicos plenamente.  Mientras nosotros paseábamos alrededor del lago, Valerio preparó un espléndido picnic para comer en aquel lugar tan especial.



Increibles paisajes de la Laguna Cañapa y sus flamencos.

¡Qué belleza!



Con los estómagos llenos, continuamos a hacia la Laguna Hedionda. Si nos habíamos quedado sin palabras en la anterior, con esta nos quedamos mudos del todo. Miles de flamencos se encontraban plácidamente en sus aguas. ¡Sorprendente!



¡¡Todos los puntitos que veis en la base de la montaña son flamencos!!
Laguna Hedionda.

Continuamos conduciendo a través de las dunas de arena pasando por delante de otra laguna, la Laguna Honda. Este nombre es dado por la forma que tiene, y como todas las lagunas se puede ver parte de sus orillas de color blanco por su alto contenido de sodio y carbonatos. Tras atravesar varias dunas nos introducimos en el Desierto de Siloli, que hace frontera con Chile. Valerio paró para que pudiéramos retratar el paisaje totalmente árido con las magnificas vistas de las montañas nevadas al fondo.

Sólo encuentras algún 4x4 pasando por el desierto de Siloli.
Continuamos la ruta por el desierto hasta llegar al Árbol de Piedra. En medio del desierto, entre dunas, de la nada vimos como aparecían unas estructuras rocosas rodeadas por nieve helada. Tanto las rocas como el hielo tienen formas curiosas originadas por la erosión del viento.








¿De dónde habran salido estas rocas en medio del desierto?
El Árbol de Piedra.












Aunque estamos en un desierto, como podéis ver, hace frío (esto es hielo erosionado). Esto es debido a la elevada altitud en que se encuentra.



Para acabar el día, Valerio condujo hasta la entrada de la Reserva de Fauna Andina Eduardo Avaroa (entrada extrajeros 150 BOB/persona y locales 30 BOB/persona, precio no incluido en el tour). Desde allí mismo podíamos ver la última laguna del día, la Laguna Colorada. Tal y como dice su nombre, su agua es rojiza y esta pigmentación proviene de unas microalgas que viven en sus aguas. Rodeamos gran parte de la laguna hasta llegar a su mirador. Una vez allí, caminamos a su alrededor contemplando flamencos y los reflejos montañosos que mostraban sus aguas.

La Laguna Colorada. Reserva de Fauna Andina Eduardo Avaroa.

Antes de que anocheciera marchamos hacia un hostal situado muy cerca de la laguna. A diferencia del previo, era más rústico y pobre. Y nuestro cuerpo lo notó con el frío de la noche, cuando las pocas mantas no fueron suficientes para mantenernos calientes.

En esta foto se puede apreciar la columna de vapor
de agua (sobretodo en la sombra)que sale por este orificio natural.
Géiseres.
El último día de excursión nos despertamos antes de amanecer. El día sería largo, veríamos solamente un par de cosas y el resto del día se dedicaría a la vuelta. Salimos antes de que amaneciera con el 4x4, aunque Valerio no pudo ir demasiado deprisa porque había problemas con la batería del coche y no podía usar las luces. La luz del sol fue iluminándonos el camino y enseguida vimos que estábamos rodeados de paredes de nieve que nos acompañaron gran parte del trayecto hasta llegar a los Géiseres.  

A pesar de que el sol había salido, la sensación de frío era insoportable. Ascendimos bastante, y de repente el paisaje cambió, era como encontrarnos en la luna: la tierra estaba plagada de cráteres de todo tamaños de donde salía vapor de agua. ¡Espectacular!  Caminamos entre ellos, el olor a huevos podridos era fuerte pero ver como el barro y el agua hierven hacía que fuera soportable.

¿Dónde estamos? ¿Qué lugar os inspira este paisaje?
Pues estamos en la Tierra, concretamente en Bolivia cerca de la frontera con Chile
donde se encuentra una área de geisers naturales.

De aquí marchamos a ver la Laguna Blanca y la Laguna Verde. En esta última, no hay flamencos ya que los minerales que se encuentran en sus aguas son tóxicos para ellos. Su color verde no lo pudimos ver con claridad, ya que parte de su superficie estaba totalmente helada.

La Laguna Verde.
Atravesamos el desierto de Dalí, llamado así porque en medio de su arena roja hay unas piedras con formas extrañas. Finalmente llegamos a las termas de Polques. Todos dudamos en tomar un baño con el frío que hacía en el exterior… pero llevar 3 días sin ducharnos y nuestra experiencia previa en Nueva Zelanda, hizo que entráramos a sus aguas. ¡Impresionante! El agua estaba tan caliente que en el primer instante fuimos incapaces de entrar directos, y tuvimos que entrar poco a poco para adaptarnos al calor y no tener la sensación de quemarnos. Fue una media hora de tranquilidad y paz interior: sentados allí, calentitos y observando las montañas nevadas a nuestro alrededor. El salir del agua, como la vez anterior, no fue traumático. Aunque hacía frío fuera, nuestro cuerpo no lo notó y nos pudimos secar y vestir sin pasar ni una gota de frío. ¡Increíble, pero cierto!

Al tercer día de excursión, tocó un baño de ¡¡agua caliente!!
Termas de Polques.

El resto del día lo pasamos en el 4x4 de vuelta a Uyuni. Únicamente paramos en el pueblo de Villa Mar donde comimos, y curiosamente se tiene que pagar para cruzarlo (coche 10 BOB, lo pagó Valerio), y en un lugar llamado Cuenca de las Rocas. Aquí paramos 15 minutos para estirar las piernas y caminar entre estructuras rocosas con curiosas formas debida a la erosión. Pusimos imaginación y vimos tigres, caras incas, marcos de fotos…

¿Os gusta nuestro marco natural?
Cuenca de las Rocas.


A las 18h llegamos a Uyuni. Nuestra excursión llegó a su fin, así que nos despedimos del grupo y de Valerio y compramos el ticket de autobús hacia Potosí (30 BOB/persona, 3-4 horas). El autobús nos dejó un poco a las afueras, eran las 23h y estábamos cansados. Una mujer se nos acercó y nos ofreció alojamiento en el centro por un precio razonable (Hostal Felcar 60 BOB/habitación doble, baño compartido, wifi gratis). Y lo cogimos sin dudar.



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