12 y 13 de noviembre 2012
MESETA DE BOLAVEN (II) – CHAMPASAK – PAKSE
¡Qué mejor forma de empezar el día que con un delicioso desayuno! |
Tras dejar atrás la carretera que
Raquel llamó “del infierno” localizada en el paraíso por los preciosos paisajes
que la rodean, el segundo día de nuestra aventura por la meseta de Bolaven
parecía que iba a ser más tranquila. Antes de empezar nuestro día nos tomamos
un gran desayuno para coger fuerzas con unos bocatas y una sandía.
Las carreteras están en buen
estado, algunas de ellas rodeadas de árboles con flores amarillas. Se puede disfrutar del paisaje rural en todo
momento y constantemente se pasa por pequeñas villas donde simpáticos niños o
adultos te saludan con el sabaidii y su mejor sonrisa. Es increíble ver cómo utilizan las motos para
transportar todo tipo de mercancía, ¡a veces llevan más cosas de lo que
nosotros llevaríamos en un coche! Y es muy gracioso cuando te encuentras con
unas vacas o búfalos de agua caminando o tumbados en la carretera, ya puedes
pitarles que eso no hará que se muevan… hay que acercarse poco a poco y
esquivarlos como se pueda.
Un pinchazo... ¡no! Un señor reventón!!! |
Al poco de estar en la carretera
tuvimos nuestra primera incidencia con la moto… empezamos a notar que la rueda
de atrás se movía demasiado… ¡habíamos pinchado! Por suerte estábamos en un
pequeño pueblecito y cuando la gente nos vio enseguida nos señaló la casa del
mecánico. Nos asustamos un poco por el dinero que nos podría costar el
pinchazo, pero no teníamos más remedio que arreglar la moto. El mecánico nos
atendió rápidamente, dejó el trabajo que estaba haciendo y se puso con la moto.
La sorpresa fue que no era un simple pinchazo, sino un reventón. ¡La cámara
estaba rota! No tenían cámaras nuevas, así que tuvieron que ir a buscar una.
Mientras tanto nosotros estuvimos haciendo amigos con gatitos y perros. Se dice
que los laosianos no tienen nunca prisa y van a su ritmo… Pero nosotros no
podemos quejarnos porque en unos 30 minutos teníamos arreglada la rueda, y
además ¡sólo nos costó 20000 LAK, es decir, unos 2€! Perfecto, podíamos continuar nuestro camino hacia las cascadas.
Niños jugando al lado de la escuela. |
Nos paramos en varias ocasiones
para hacer fotos a poblados, y en una de ellas encontramos a un grupo de niños.
Se asustaron al principio cuando nos
vieron, pero después se acercaron a nosotros y pudimos hacerles fotos. Era
increíble ver sus caras de sorpresa y felicidad cuando se veían en la cámara… Lástima
que no pudiéramos imprimirlas y dárselas.
A media mañana llegamos al pueblo
de Tat Lo. Es un lugar muy tranquilo por donde pasa un río formando 3 bonitas
cataratas. La primera, Tat Hang, se ve desde un puente que cruza la ciudad. Hay
muchos alojamientos a su alrededor, con sus vistas de fondo. Tras pasar el
puente a mano izquierda hay una explanada donde dejamos la moto para ver la
cascada más de cerca. No tiene mucha altura pero es muy ancha y vistosa.
Cascada Tat Hang. |
Cascada Tat Lo. |
Decidimos ir a ver la segunda
cascada, llamada Tat Lo. Aparentemente, según nuestra guía, es muy fácil de
encontrar, pero a nosotros nos llevó tiempo. La señalización no es muy clara,
solo encontramos un letrero que era difícil
interpretar, ya que señalaba a la izquierda y allí solo se encontraba un
alojamiento. Además cuando preguntábamos por la cascada de Tat Lo, nos
señalaban a la primera cascada. Finalmente cogimos un camino en obras,
intentando ir paralelos al rio, pasamos por un caminito medio abandonado tras
una casa y finalmente encontramos la cascada. Nos costó bastante acercarnos a
ella, porque el “puente” que había estaba en muy malas condiciones y roto por
todas partes. Pasamos con cuidado, hicimos rápidamente unas fotos y marchamos.
Tras ver lo que nos había costado encontrarla y viendo que la guía ponía que la
tercera cascada estaba más escondida, decidimos no verla y continuar el viaje.
Uno de los pueblos cercanos a la carretera. |
Seguimos disfrutando de los
paisajes rurales todo el viaje. Los últimos kilómetros se nos hicieron un poco
pesados porque tuvimos 2 incidencias más con la moto. Pinchamos de nuevo la
misma rueda que nos habían cambiado, y en menos de 4 km volvimos a petar la
cámara nueva que habíamos cambiado la misma mañana. Miramos como estaba la
rueda, y no estaba rota pero estaba muy muy gastada, y seguramente eso era lo
que hacía que se pinchara continuamente. ¡Qué suerte habíamos tenido el día
anterior! Porque si esto nos hubiera pasado en medio de la carretera “del
infierno” no sabemos qué hubiera hecho, ya que no hay poblados durante kilómetros… Llegamos a Pakse, nuestra base de
expediciones, y pedimos cambiar la moto ya que al día siguiente visitaríamos
Champasak. No nos pusieron ningún problema.
Nos duchamos y pensamos en
aprovechar a ver los templos de la ciudad de Pakse. Pero no sabemos qué
hicimos, que cuando dijimos de salir ya era de noche. Así que cenamos, comimos
unos dulces de coco y caramelo buenísimos, y nos fuimos a dormir.
Vistas del antiguo templo jemer Wat Phu Champasak. |
El último día en Pakse lo
aprovechamos para ir a ver Champasak. Una ciudad rural situada al lado del rio Mekong
y a unos 50 km de Pakse. Antes para llegar a allí se tenía que cruzar el río en
barco, pero actualmente han hecho un puente nuevo, y se puede realizar
tranquilamente todo el recorrido en moto. Este tranquilo lugar es conocido por
alojar el antiguo complejo religioso jemer de Wat Phu Champasak, declarado
Patrimonio Mundial por la Unesco. Hay que ir con cuidado a la hora de pagar la
entrada, ya que existen dos: una de 45000LAK/persona que incluye un trenecito
que te lleva 500 metros a la entrada del templo y otra de 30000LAK, que no
incluye el tren. Nosotros no lo sabíamos y pagamos la primera. Se trata de un
templo del final de la época de Angkor. Consta de 3 niveles. El inferior está
formado por dos grandes estanques llamados baray y entre ellos hay un paseo que lleva hasta el
nivel medio. Aquí se encuentran dos pabellones cuadrangulares que están en
reconstrucción. Pedimos permiso para entrar a ver el situado a la derecha y nos
dejaron pasar. Estos pabellones están formados por un pasillo interior que aún
conserva dibujos grabados, algunos de ellos en bastante buen estado, y un gran
patio interior. Una impresionante figura llamada “dvarapala” (centinela) se
encuentra antes de llegar a las escaleras que llevan al nivel superior.
Wat Phu Champasak. Uno de los pabellones situados en el nivel medio. |
La escalera da la bienvenida con
dos nagas en sus extremos y en el tramo del medio hay un gran árbol que da
flores muy perfumadas, según nuestra guía es el árbol nacional de Laos.
Mientras la subíamos una chica se cayó y torció el tobillo. Muchos turistas nos
acercamos para ver qué pasaba y si podíamos ayudar. Por suerte un guía la cogió
en brazos y le ayudó a bajar. Allí conocimos a dos chicas catalanas, Elisenda y
Marta, entablamos conversación y recorrimos juntos el resto del templo. En el
nivel superior se encuentra un pequeño santuario y unas piedras con forma de
cocodrilo y elefante.
Wat Phu Champasak. El interior del santuario. |
Piedra en forma de cocodrilo. |
Al bajar pasamos por el museo que
se encuentra al lado de la entrada del templo. Allí se encuentran algunas
figuras y piedras del templo. En un par
de horas habíamos visto el templo tranquilamente, sin prisas. Es un templo
sencillo que puede llamar la atención si no se ha visto otros templos como
Angkor Wat.
Wat Phu Champasak. Escaleras que llevan al nivel superior. |
La mañana pasó volando hablando
con Elisenda y Marta, nos fuimos a comer juntos al pueblo de Champasak y
después nos despedimos, ya que ellas se alojaban allí.
De vuelta a Pakse vimos un templo
budista en lo alto de una montaña que paramos a visitar. Era muy sencillo pero
tenía unas vistas increíbles del río Mekong y sus alrededores. El tiempo pasó
volando y cuando llegamos a Pakse ya estaba casi anocheciendo, por lo que no
pudimos ver sus templos.
El día anterior ya habíamos
comprado los tickets para ir a las 4 mil islas, cerca de la frontera con
Camboya. Cenamos y preparamos la mochila para la mañana siguiente.
El día a día de muchos laosianos... |
Nos encantó Laos, especialmente la meseta Bolaven. También visitamos el poblado de Tad Lo y como no, las famosas cataratas de la meseta bolaven, aunque Tad Fan es la más espectacular nos gustó mucho más Tad Lo y Tad Hang.
ResponderEliminarUn saludo
Vietnamitas en Madrid
Lo que más nos gustó a nosotros fue la ruta por la meseta de Bolaven. Sentirnos absolutamente solos en una carretera de arena fina rodeados únicamente por bosques verdes, sin ruidos ni humanos fue genial. Fueron tres días muy especiales.
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