miércoles, 26 de diciembre de 2012

LAOS: MESETA DE BOLAVEN (II) - CHAMPASAK - PAKSE


12 y 13 de noviembre 2012  

              MESETA  DE BOLAVEN (II) – CHAMPASAK – PAKSE


¡Qué mejor forma de empezar el día que con un delicioso desayuno!

Tras dejar atrás la carretera que Raquel llamó “del infierno” localizada en el paraíso por los preciosos paisajes que la rodean, el segundo día de nuestra aventura por la meseta de Bolaven parecía que iba a ser más tranquila. Antes de empezar nuestro día nos tomamos un gran desayuno para coger fuerzas con unos bocatas y una sandía.

Las carreteras están en buen estado, algunas de ellas rodeadas de árboles con flores amarillas.  Se puede disfrutar del paisaje rural en todo momento y constantemente se pasa por pequeñas villas donde simpáticos niños o adultos te saludan con el sabaidii y su mejor sonrisa.  Es increíble ver cómo utilizan las motos para transportar todo tipo de mercancía, ¡a veces llevan más cosas de lo que nosotros llevaríamos en un coche! Y es muy gracioso cuando te encuentras con unas vacas o búfalos de agua caminando o tumbados en la carretera, ya puedes pitarles que eso no hará que se muevan… hay que acercarse poco a poco y esquivarlos como se pueda.


Un pinchazo... ¡no! Un señor reventón!!!
Al poco de estar en la carretera tuvimos nuestra primera incidencia con la moto… empezamos a notar que la rueda de atrás se movía demasiado… ¡habíamos pinchado! Por suerte estábamos en un pequeño pueblecito y cuando la gente nos vio enseguida nos señaló la casa del mecánico. Nos asustamos un poco por el dinero que nos podría costar el pinchazo, pero no teníamos más remedio que arreglar la moto. El mecánico nos atendió rápidamente, dejó el trabajo que estaba haciendo y se puso con la moto. La sorpresa fue que no era un simple pinchazo, sino un reventón. ¡La cámara estaba rota! No tenían cámaras nuevas, así que tuvieron que ir a buscar una. Mientras tanto nosotros estuvimos haciendo amigos con gatitos y perros. Se dice que los laosianos no tienen nunca prisa y van a su ritmo… Pero nosotros no podemos quejarnos porque en unos 30 minutos teníamos arreglada la rueda, y además ¡sólo nos costó 20000 LAK, es decir, unos 2€! Perfecto, podíamos  continuar nuestro camino hacia las cascadas.

Niños jugando al lado de la escuela.

Nos paramos en varias ocasiones para hacer fotos a poblados, y en una de ellas encontramos a un grupo de niños. Se asustaron  al principio cuando nos vieron, pero después se acercaron a nosotros y pudimos hacerles fotos. Era increíble ver sus caras de sorpresa y felicidad cuando se veían en la cámara… Lástima que no pudiéramos imprimirlas y dárselas.



A media mañana llegamos al pueblo de Tat Lo. Es un lugar muy tranquilo por donde pasa un río formando 3 bonitas cataratas. La primera, Tat Hang, se ve desde un puente que cruza la ciudad. Hay muchos alojamientos a su alrededor, con sus vistas de fondo. Tras pasar el puente a mano izquierda hay una explanada donde dejamos la moto para ver la cascada más de cerca. No tiene mucha altura pero es muy ancha y vistosa.

Cascada Tat Hang. 

Cascada Tat Lo.
Decidimos ir a ver la segunda cascada, llamada Tat Lo. Aparentemente, según nuestra guía, es muy fácil de encontrar, pero a nosotros nos llevó tiempo. La señalización no es muy clara, solo encontramos un letrero que era difícil  interpretar, ya que señalaba a la izquierda y allí solo se encontraba un alojamiento. Además cuando preguntábamos por la cascada de Tat Lo, nos señalaban a la primera cascada. Finalmente cogimos un camino en obras, intentando ir paralelos al rio, pasamos por un caminito medio abandonado tras una casa y finalmente encontramos la cascada. Nos costó bastante acercarnos a ella, porque el “puente” que había estaba en muy malas condiciones y roto por todas partes. Pasamos con cuidado, hicimos rápidamente unas fotos y marchamos. Tras ver lo que nos había costado encontrarla y viendo que la guía ponía que la tercera cascada estaba más escondida, decidimos no verla y continuar el viaje.

Uno de los pueblos cercanos a la carretera.
Seguimos disfrutando de los paisajes rurales todo el viaje. Los últimos kilómetros se nos hicieron un poco pesados porque tuvimos 2 incidencias más con la moto. Pinchamos de nuevo la misma rueda que nos habían cambiado, y en menos de 4 km volvimos a petar la cámara nueva que habíamos cambiado la misma mañana. Miramos como estaba la rueda, y no estaba rota pero estaba muy muy gastada, y seguramente eso era lo que hacía que se pinchara continuamente. ¡Qué suerte habíamos tenido el día anterior! Porque si esto nos hubiera pasado en medio de la carretera “del infierno” no sabemos qué hubiera hecho, ya que no hay poblados durante kilómetros…  Llegamos a Pakse, nuestra base de expediciones, y pedimos cambiar la moto ya que al día siguiente visitaríamos Champasak. No nos pusieron ningún problema. 

Nos duchamos y pensamos en aprovechar a ver los templos de la ciudad de Pakse. Pero no sabemos qué hicimos, que cuando dijimos de salir ya era de noche. Así que cenamos, comimos unos dulces de coco y caramelo buenísimos, y nos fuimos a dormir.

Vistas del antiguo templo jemer Wat Phu Champasak.
El último día en Pakse lo aprovechamos para ir a ver Champasak. Una ciudad rural situada al lado del rio Mekong y a unos 50 km de Pakse. Antes para llegar a allí se tenía que cruzar el río en barco, pero actualmente han hecho un puente nuevo, y se puede realizar tranquilamente todo el recorrido en moto. Este tranquilo lugar es conocido por alojar el antiguo complejo religioso jemer de Wat Phu Champasak, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. Hay que ir con cuidado a la hora de pagar la entrada, ya que existen dos: una de 45000LAK/persona que incluye un trenecito que te lleva 500 metros a la entrada del templo y otra de 30000LAK, que no incluye el tren. Nosotros no lo sabíamos y pagamos la primera. Se trata de un templo del final de la época de Angkor. Consta de 3 niveles. El inferior está formado por dos grandes estanques llamados baray  y entre ellos hay un paseo que lleva hasta el nivel medio. Aquí se encuentran dos pabellones cuadrangulares que están en reconstrucción. Pedimos permiso para entrar a ver el situado a la derecha y nos dejaron pasar. Estos pabellones están formados por un pasillo interior que aún conserva dibujos grabados, algunos de ellos en bastante buen estado, y un gran patio interior. Una impresionante figura llamada “dvarapala” (centinela) se encuentra antes de llegar a las escaleras que llevan al nivel superior.

Wat Phu Champasak.
Uno de los pabellones situados en el nivel medio.
La escalera da la bienvenida con dos nagas en sus extremos y en el tramo del medio hay un gran árbol que da flores muy perfumadas, según nuestra guía es el árbol nacional de Laos. Mientras la subíamos una chica se cayó y torció el tobillo. Muchos turistas nos acercamos para ver qué pasaba y si podíamos ayudar. Por suerte un guía la cogió en brazos y le ayudó a bajar. Allí conocimos a dos chicas catalanas, Elisenda y Marta, entablamos conversación y recorrimos juntos el resto del templo. En el nivel superior se encuentra un pequeño santuario y unas piedras con forma de cocodrilo y elefante.

Wat Phu Champasak.
El interior del santuario.

Piedra en forma de cocodrilo.

















Al bajar pasamos por el museo que se encuentra al lado de la entrada del templo. Allí se encuentran algunas figuras y piedras del templo.  En un par de horas habíamos visto el templo tranquilamente, sin prisas. Es un templo sencillo que puede llamar la atención si no se ha visto otros templos como Angkor Wat.

Wat Phu Champasak.
Escaleras que llevan al nivel superior.
La mañana pasó volando hablando con Elisenda y Marta, nos fuimos a comer juntos al pueblo de Champasak y después nos despedimos, ya que ellas se alojaban allí.

De vuelta a Pakse vimos un templo budista en lo alto de una montaña que paramos a visitar. Era muy sencillo pero tenía unas vistas increíbles del río Mekong y sus alrededores. El tiempo pasó volando y cuando llegamos a Pakse ya estaba casi anocheciendo, por lo que no pudimos ver sus templos.

El día anterior ya habíamos comprado los tickets para ir a las 4 mil islas, cerca de la frontera con Camboya. Cenamos y preparamos la mochila para la mañana siguiente.

El día a día de muchos laosianos...

2 comentarios:

  1. Nos encantó Laos, especialmente la meseta Bolaven. También visitamos el poblado de Tad Lo y como no, las famosas cataratas de la meseta bolaven, aunque Tad Fan es la más espectacular nos gustó mucho más Tad Lo y Tad Hang.

    Un saludo
    Vietnamitas en Madrid

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  2. Lo que más nos gustó a nosotros fue la ruta por la meseta de Bolaven. Sentirnos absolutamente solos en una carretera de arena fina rodeados únicamente por bosques verdes, sin ruidos ni humanos fue genial. Fueron tres días muy especiales.

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