viernes, 3 de agosto de 2012

JORDANIA: AMMAN

19 al 21 de julio 2012      JORDANIA: AMMAN

Como empieza a ser costumbre, nos levantamos temprano para intentar aprovechar las horas de menos calor por la mañana. Cogimos un taxi hasta la Estación del Sud de Irbid (1,12 JOD), donde subimos al autobús que nos llevaría a Ammán (1,3 JOD pers).  Ammán tiene unas 5 estaciones. Llegamos a la estación de Tabarbour. Intentamos coger un autobús para ir al centro y buscar alojamiento. Esto puede ser muy caro si no vas con cuidado. Como siempre intentan que cojas un taxi diciéndote que no hay autobuses, o haciendo que no te entienden; y además no quieren poner el taxímetro, sino que te dicen un precio fijo, que en un principio no te puede parecer muy caro, pero si lo comparas con lo que realmente vale, sí que lo es. Así que consejo, si coges un taxi que sea siempre con taxímetro. También existen los taxis colectivos, pero aquí fue donde realmente nos quisieron engañar, ya que nos  pidieron unos 3 JOD/pers., cuando en realidad vale unos 0,5JOD. Tras ponernos cabezones y no querer pagar eso, un conductor nos dijo que montáramos en su  autobús dejándonos cerca del centro de Amman, sin cobrarnos el trayecto. Tras orientarnos, decidimos ir en busca de uno de los hostales que nos aconseja nuestra guía (Lonely planet, Hotel Farah). Es un hostel, con habitaciones compartidas o privadas, y a excepción de la habitación compartida más económica, el resto son amplias, de 6 personas, y con aire acondicionado y una ventana para airear. Tiene un hall en la primera planta con mesas para comer, y varios sofás y también aire acondicionado, donde la gente se reúne sobre todo por la tarde y puedes conversar con otros viajeros. Esta limpio. Y el precio incluye el desayuno (7JOD/pers en habitación compartida).



Mezquita del rey Abdalá
La habitación la compartimos con un chico de Texas, Estados Unidos, que se llama Greg, y con otra chica de Corea del Sur, que no recordamos el nombre. 


Mezquita de Abu Darwish
Hicimos amistad con Greg, y ese mismo día fuimos juntos a visitar las mezquitas: Mezquita del rey Abdalá  y la Mezquita de Abu Darwish. Para visitar esta última, es aconsejable coger un taxi, porque está encima de una de las colinas, habiendo que subir por unas calles muy empinadas. Así que decidimos parar uno de los miles de taxis que transitan por las calles de Amman, encontrándonos con  el problema de que todos estaban ocupados (es posible que fuera hora punta). Mientras esperábamos poder coger uno, un coche se paró  y el acompañante (señor que vestía con túnica blanca y con un pañuelo jordano en la cabeza) nos preguntó que qué queríamos, se lo explicamos y nos ofreció comida amablemente (aunque no aceptaba un no cómo respuesta).  La verdad es que no sabemos cómo ocurrió, pero después nos dijo que nos llevaban ellos. Durante el trayecto en coche, nos volvieron a ofrecer comida y bebida a los tres (incluso paró para comprar bebidas) e intentamos hablar, no fue tarea fácil entendernos ya que sólo hablaba árabe… pero nos reímos mucho todos juntos. Tras subir la empinada colina, nos dejaron allí, ofreciéndose a esperarse para bajarnos, pero  nos pareció demasiado y les dimos las gracias despidiéndonos cordialmente. Esta mezquita no la pudimos ver por dentro, pero por fuera se caracteriza por estar construida con piedras blancas y negras, y además ofrece una vista de toda la ciudad. 


Ammán. Teatro romano.
Tras bajar la colina, nos dirigimos al Teatro Romano. Está situado en la emblemática plaza Hashemite, actualmente está en obras. Unos metros antes, se encuentra una pequeña plaza con tiendas de bebidas y tenderetes que venden artículos diversos, entre los cuales están billetes antiguos de Jordania y de otros países. Siendo este unos de los hobbies de Marc, nos paramos a mirar y tocar, y cómo no, a comprar algunos ejemplares para su colección. Posteriormente, entramos al Teatro Romano (1JOD/pers), una  de las pocas reliquias muy bien conservada en Amman, y de grandes dimensiones. Subir hasta la última fila y poder disfrutar de sus vistas y su altura, te hace sentir pequeño en un instante. Tras descansar y volver en el tiempo, visitamos el museo adjunto donde exponen  mosaicos y vestimenta de época.



Sin darnos cuenta pasó el día, se hizo de noche (sobre las 19h), y decidimos ir hacia al hotel a descansar un rato y hacernos amigos de unos lindos gatitos. Luego salimos por las calles cercanas al hotel, y cenamos en un bar con mesas en la calle. Tomamos falafel y un hummus por tan solo unos 4 JOD.



Castillos del desierto: Qars  Kharana 
Al día siguiente, intentamos realizar la excursión a los Castillos del Desierto desde nuestro hotel, pero cómo no éramos 4 personas no pudo ser, ya que es número mínimo de personas. Decidimos ir a coger un bus en dirección Madaba pero de camino a la estación entramos a preguntar a otro hotel (Palace hotel) y nos dijeron que podíamos hacerlo sólo 3 personas por 17 JOD por persona. Así que volvimos corriendo al Farah hotel en busca de Greg por si aun quería hacerla. Nos dijo que sí, así que fuimos a contratarla y esperar a nuestro conductor.
Castillos del desierto:  Qusayr Amra.
Lo interesante de la excursión no son tanto los castillos, que lo son, sino por lo inhóspito del lugar ya que efectivamente están en mitad del desierto, de la nada. ¿Qué protegían? Por lo que entendimos aún hoy es un misterio. 

Castillos del deserto:  Qasr Al-Azraq.
La sorpresa nos la llevamos cuando después de visitar 3 castillos el conductor (que no hablaba nada de inglés) nos devolvió al hotel (el trato eran 5 castillos). Fuimos a quejarnos a la recepción del Palace hotel y nos dijeron que el conductor les dijo que era viernes (festivo para musulmanes) y primer día de Ramadán (mes de abstinencia) con lo que él consideraba 3 castillos suficientes. Lo entendimos y les dijimos que nos devolvieran parte del dinero o llamaran a otro para acabar la excursión. El chico de la recepción llamó a su jefe (suponemos el propietario) y este le dijo que nos devolvieran 10 JOD para los 3. Eso son 3,3 JOD por persona habiendo visto sólo algo más de la mitad (3 de 5) y habiendo pagado 17. Le dijimos que no estábamos de  acuerdo y que queríamos más dinero. Nos dijo que no era culpa suya, que era del conductor, y que no podían hacer más. Les explicamos que de quien seguro no era la culpa era nuestra, que nosotros les habíamos pagado a ellos por un servicio que no habían prestado correctamente y nos devolvían una cantidad ridícula. Después de mucho discutir con el jefe, sólo conseguimos que nos dieran 12 JOD para los tres. Desde aquí queremos advertir a otros viajeros sobre este hotel, que no cumple lo pactado y que es poco formal, ya que el responsable ni se presentó y lo único que dijo era que nos ofrecía un descuento (forzoso para nosotros en este caso). Por lo tanto, Palace hotel de Amman para nosotros está totalmente desaconsejado. Además, cómo hemos dicho antes el conductor es un taxista que no sabe hablar inglés, con lo que nadie te explica nada.
Tras esta mala experiencia, y viendo que todo estaba cerrado por ser viernes, decidimos comprar algo en puestos callejeros (falafel y una especie de pizza), con un postre de hojaldre con miel y queso por dentro, y marchamos a nuestro hotel para disfrutar de la comida, y así respetar a los musulmanes.
Este día poca cosa hicimos más, aprovechamos para descansar, principalmente. A partir de las 19h, que es cuando se levanta el ayuno, salimos a la calle, y la ciudad había cambiado: todos los restaurantes estaban llenos, había muchas personas caminando por la calle, sobretodo por los puestos de  comida. Como habíamos comido tarde, esa noche nos acercamos al mercado de la fruta, y decidimos sólo cenar un melón.

Vistas del teatro romano.
El último día en Ammán también fue de relax. En un principio teníamos pensado ir a Madaba, para ver la Iglesia de San Jorge y el mosaico que posee (mapa de Palestina más antiguo que se conoce), y al Monte Nebo que muestra vistas hacia la Tierra Prometida (Galaad, Judea, Jericó y el Néguev). Pero cambiamos de idea, ya que unos chicos nos comentaron que habían ido el día previo y la Iglesia no les agradó demasiado y el Monte Nebo está cerrado por obras. Así que con pocas opciones, decidimos quedarnos el día caminando por las calles de Ammán. Fuimos a ver la ciudadela, que está en el punto más alto de la primera colina. Nos desilusionó un poco ya que en comparación con Jerash, los restos son pocos, destacando únicamente el palacio omeya que fotografiamos desde fuera. También conseguimos fotos de vistas del Teatro desde aquí. Recorrimos las calles de los zocos del centro donde abundan las tiendas de recuerdos, ropas, … y también encontramos unos locales que hacían zumos variados y te los ponían en bolsas para llevártelos. Aquí probamos el zumo de caña de azúcar (que desconocíamos que existía) y al menos a Marc le gustó bastante. 
A partir de las 19h, fuimos a cenar al mismo bar del primer día, donde pudimos volver a disfrutar de nuestra última cena con falafel, hummus y té.
Después decidimos marchar con tranquilidad hacia el hotel, recoger la maleta e ir a coger el bus para el aeropuerto. Un amable taxista nos llevó hasta la parada del autobús por 2JOD. Allí Cogimos el autobús (3 JOD/pers) y pasamos la noche en el avión dirección Hong Kong.

No hay comentarios:

Publicar un comentario